Re: Soles y augurios
Publicado: Mar, 21 Abr 2020 8:02
Algo que se levanta o se descalza,
parhelios.
Formas lejanas, oriundas de las nubes.
Absorbiendo el calor que nos abrasa.
Más reverberaciones.
¿Dónde se insonorizan memorándums?
Ostentosos oteros descubren
sus quebradas,
y sus puestas de sol
-son puertas para el sol-.
Guijarros a la orilla de algún río,
cobran temperaturas del basalto.
Las silvosas especies de serpientes,
se enredan en los robles
-en sus ramas más cojas, prestas al asalto-.
Hay un canto de fe en cada animal.
La deforestación se apura, folios para estudiantes y poetas
-Porque al mismo final, todos toman lecciones-.
Y se observan aquéllas
lumínicas siluetas.
Blandiendo un resplandor en cada pecho, el hombre se hace fuego.
No es el apocalipsis.
Es paroxismo.
Desde los ventanales se anuncia el fin del mundo.
Son alucinaciones, me dijiste.
Bien sabes que daría
mi brazo a torcer, por tal augurio.
Sin embargo, prosigues,
¿qué mejor que besarnos bajo esta desventura?
Paso firme, me fui.
A perseguir la imagen que traspasa los cirros, los estratos.
Y no pude encontrar, más que algún yacimiento de cadáveres.
Ya te había dejado tan atrás, entre leguas y frondas,
que no veía puntos, más que los frutos altos.
Suficiente distancia,
a través de senderos
que parecían vírgenes.
"La pureza del hombre y la mujer
se pierde en la memoria.
Sus medallas son dignas de conocer."
Y rechazo tu beso ante este fenómeno,
por esa admiración que le profesas,
y quedo al descubierto,
como estos tres paisajes.
parhelios.
Formas lejanas, oriundas de las nubes.
Absorbiendo el calor que nos abrasa.
Más reverberaciones.
¿Dónde se insonorizan memorándums?
Ostentosos oteros descubren
sus quebradas,
y sus puestas de sol
-son puertas para el sol-.
Guijarros a la orilla de algún río,
cobran temperaturas del basalto.
Las silvosas especies de serpientes,
se enredan en los robles
-en sus ramas más cojas, prestas al asalto-.
Hay un canto de fe en cada animal.
La deforestación se apura, folios para estudiantes y poetas
-Porque al mismo final, todos toman lecciones-.
Y se observan aquéllas
lumínicas siluetas.
Blandiendo un resplandor en cada pecho, el hombre se hace fuego.
No es el apocalipsis.
Es paroxismo.
Desde los ventanales se anuncia el fin del mundo.
Son alucinaciones, me dijiste.
Bien sabes que daría
mi brazo a torcer, por tal augurio.
Sin embargo, prosigues,
¿qué mejor que besarnos bajo esta desventura?
Paso firme, me fui.
A perseguir la imagen que traspasa los cirros, los estratos.
Y no pude encontrar, más que algún yacimiento de cadáveres.
Ya te había dejado tan atrás, entre leguas y frondas,
que no veía puntos, más que los frutos altos.
Suficiente distancia,
a través de senderos
que parecían vírgenes.
"La pureza del hombre y la mujer
se pierde en la memoria.
Sus medallas son dignas de conocer."
Y rechazo tu beso ante este fenómeno,
por esa admiración que le profesas,
y quedo al descubierto,
como estos tres paisajes.