Paisaje gris
Publicado: Dom, 12 Abr 2020 12:49
Contigo yo puedo resistir”
(Manolo García)
Esta inquietud que se expande por vivir acorralado,
estas palabras que de silencio no se embriagan,
esta voz desnuda como un eco reprimido,
este ruido necrológico que me lastima por dentro,
los días que se acercan con la lentitud del buey
labrando los surcos infecundos del mañana,
la parca que se engalana con su cotidiano traje
y es una invitada de piedra que insaciable espera…
¡Cuánto dolor se queda confinado en mi diario!
Aquí estoy, derribado por un vértigo de ansiedad
y poseído por el miedo que hoy se refleja en plenitud
en estos ojos de pupilas abatidas que miran los desérticos
barbechos del futuro, a esta hora en que sigue en alerta
nuestra fragilidad humana y se encierra en el templo
de un Dios que ya no ampara, por que un monstruo
invisible la acecha con insidia y no da tregua.
Siento que vienen a por mí centauros del averno
y con su lengua de fuego calcinan el presente
y sus huellas de ceniza revelan mi destino y avivan
a esta angustia concentrada que se adhiere en la sangre
como si fuera un íntimo escalofrío que cabalga
hacia donde el mar entierra a los náufragos en su sepulcro.
Ahora una nube oscura hasta mi desazón se acerca,
como si fuera un palio de sombras me acompaña.
Todo a perpetuidad se vuelve terriblemente umbrío
y sobre las aceras de la noche, el cadáver de la luna
muestra su luz sombría, mientras que la ciudad
es un fantasma anónimo que vierte lágrimas negras
y anega las calles solitarias donde se ahogan
los nombres que jamás alcanzarán la orilla del crepúsculo.
Tanta soledad sitiada por el vacío duele.
Aunque a este paisaje lánguido lo envuelva su mortaja
y sienta que a la libertad dejó castrada el filo de una pesadilla,
aún nos queda ese acto de resistencia, y a través de su coraje,
emergerá otra vez la vida con fuerza decisiva y seremos
un solo pulso endurecido, porque sabemos que la derrota
del monstruo únicamente será posible cuando hermanados
en la misma trinchera juntos podemos resistir
para seguir sintiendo todo el dolor y la belleza de estar vivos.
(Manolo García)
Esta inquietud que se expande por vivir acorralado,
estas palabras que de silencio no se embriagan,
esta voz desnuda como un eco reprimido,
este ruido necrológico que me lastima por dentro,
los días que se acercan con la lentitud del buey
labrando los surcos infecundos del mañana,
la parca que se engalana con su cotidiano traje
y es una invitada de piedra que insaciable espera…
¡Cuánto dolor se queda confinado en mi diario!
Aquí estoy, derribado por un vértigo de ansiedad
y poseído por el miedo que hoy se refleja en plenitud
en estos ojos de pupilas abatidas que miran los desérticos
barbechos del futuro, a esta hora en que sigue en alerta
nuestra fragilidad humana y se encierra en el templo
de un Dios que ya no ampara, por que un monstruo
invisible la acecha con insidia y no da tregua.
Siento que vienen a por mí centauros del averno
y con su lengua de fuego calcinan el presente
y sus huellas de ceniza revelan mi destino y avivan
a esta angustia concentrada que se adhiere en la sangre
como si fuera un íntimo escalofrío que cabalga
hacia donde el mar entierra a los náufragos en su sepulcro.
Ahora una nube oscura hasta mi desazón se acerca,
como si fuera un palio de sombras me acompaña.
Todo a perpetuidad se vuelve terriblemente umbrío
y sobre las aceras de la noche, el cadáver de la luna
muestra su luz sombría, mientras que la ciudad
es un fantasma anónimo que vierte lágrimas negras
y anega las calles solitarias donde se ahogan
los nombres que jamás alcanzarán la orilla del crepúsculo.
Tanta soledad sitiada por el vacío duele.
Aunque a este paisaje lánguido lo envuelva su mortaja
y sienta que a la libertad dejó castrada el filo de una pesadilla,
aún nos queda ese acto de resistencia, y a través de su coraje,
emergerá otra vez la vida con fuerza decisiva y seremos
un solo pulso endurecido, porque sabemos que la derrota
del monstruo únicamente será posible cuando hermanados
en la misma trinchera juntos podemos resistir
para seguir sintiendo todo el dolor y la belleza de estar vivos.