La fábrica de los días
Publicado: Sab, 11 Abr 2020 12:54
LA FÁBRICA DE LOS DÍAS
Algo pasa
en la fábrica de los días.
Falla alguna máquina.
No es que se haya parado nada,
todo marcha.
Pero algo no anda bien.
El sol sigue saliendo por el este
y, como es primavera, brotan
las flores en las ramas.
El cielo y sus luceros son los mismos,
quizá se ven más claros,
más nítidos,
tampoco llueve más que nunca
ni hace más frío que otros años...
Pero algo no funciona.
¿Qué está pasando en la ciudad
siendo la misma?
Ahí está la tara;
en la ciudad,
en su rutina.
Los días son extraños en las calles:
se colorean los semáforos,
las fuentes echan agua,
las farolas se encienden y se apagan,
todo anda…
pero resulta que las urbes
se han vuelto solitarias.
Se ve más gente
que nunca en las ventanas
y los balcones, por las tardes,
se llenan de familias dando palmas.
¿Y los ancianos?
¿No tendrían que estar sentados
en las plazas?
Todo esto me preocupa.
Es abril,
y, si esto sigue así,
será un desasosiego.
No veo migas en el suelo
y nadie pone platos
de arroz en las terrazas...
y tengo un par de picos en el nido
que pían y pían
pidiendo su alimento.
Yo mismo estoy hambriento.
¿Quién le informa a un gorrión
de lo que pasa en esta vida?
¿Me escucha alguien?
¿Por qué tanto silencio?
Estoy buscando al responsable
de la fábrica de los días…
--oOo—
(Daños colaterales.
La pandemia a ojos de un gorr´ión)
Algo pasa
en la fábrica de los días.
Falla alguna máquina.
No es que se haya parado nada,
todo marcha.
Pero algo no anda bien.
El sol sigue saliendo por el este
y, como es primavera, brotan
las flores en las ramas.
El cielo y sus luceros son los mismos,
quizá se ven más claros,
más nítidos,
tampoco llueve más que nunca
ni hace más frío que otros años...
Pero algo no funciona.
¿Qué está pasando en la ciudad
siendo la misma?
Ahí está la tara;
en la ciudad,
en su rutina.
Los días son extraños en las calles:
se colorean los semáforos,
las fuentes echan agua,
las farolas se encienden y se apagan,
todo anda…
pero resulta que las urbes
se han vuelto solitarias.
Se ve más gente
que nunca en las ventanas
y los balcones, por las tardes,
se llenan de familias dando palmas.
¿Y los ancianos?
¿No tendrían que estar sentados
en las plazas?
Todo esto me preocupa.
Es abril,
y, si esto sigue así,
será un desasosiego.
No veo migas en el suelo
y nadie pone platos
de arroz en las terrazas...
y tengo un par de picos en el nido
que pían y pían
pidiendo su alimento.
Yo mismo estoy hambriento.
¿Quién le informa a un gorrión
de lo que pasa en esta vida?
¿Me escucha alguien?
¿Por qué tanto silencio?
Estoy buscando al responsable
de la fábrica de los días…
--oOo—
(Daños colaterales.
La pandemia a ojos de un gorr´ión)