La ausencia es un mal que todos padecemos, dices, y es así; aunque también sirve para que cuando haya cercanía la sepamos valorar, y también para que valoremos el sabernos vivos. Hay que estar vivo para añorar, para desear que el tiempo pase muy deprisa o muy despacio -según convenga-, y para amar. Y sí, también para odiar. En comun tienen que son sentimientos.
Gracias por tu opinión. Muchas.
Cuídate, guajina.
Blanca
S.Castelar escribió:Aún a riesgo de parecer que estamos aquí de Mery a Mery echándonos flores, yo tengo que decirte que este poema me ha llegado al tuétano, además de lo mucho que me gusta el ritmo, que es tan fluído que parece que vayas escribiendo sobre los latidos mismos.
La ausencia es un mal del que todos padecemos en alguna medida, pero en tu voz, es un hilo que nos lleva y nos trae por parajes y horarios tan conocidos como dolorosos...es que los lugares del recuerdo, Blanca, cuando no nos calman, pueden llegar a ser las peores lanzas.
Chiquilla, estamos aquí "ausenteadas" hasta la médula, ofú, cuantas sensaciones para un sólo día, uno más de esa espera .
Un besote enorme, reina
Sara