Re: Aves de escritorio IV (Lo que la pluma esconde)
Publicado: Mar, 07 Abr 2020 8:56
Un poema sin tiempo que arde congelado en mi retina.
Todos los folios íntegros entre amores extintos,
ese instante crucial
en que cruzas la puerta
de tus aberraciones,
de tu yo sufridor -él no lo sabe.
Se acostumbró a sufrir-,
y aparecen obstáculos
antes de tu mirada cristalina,
crítica en la palabra,
adversidad múltiple,
¡oh, poesía, te busqué
y jamás dejaré de perseguirte!
Tu mirada no me devolverá
las luces que arrojaste en mi camino.
Ahora observas con rostro incorruptible,
con tu pintura ocre o blanquecina inundaste las hojas.
Y no hay vuelta de página dentro de tu estación
virgen.
¿Es tacharte escribir?
De alguna forma, siento haberte ocultado mis carencias.
Esta filantropía embalsamada,
que revuela con bocas cada verso.
Esas habladurías, este correveidile
que me mantiene a raya.
Adulterar tu forma,
remar contracorriente,
cubrirse de miseria
mostrando una sonrisa.
Ojalá aceptes esta sinceridad,
sin amores ficticios,
ni síntomas psicóticos,
ni intereses ocultos por la vida.
He aprendido a dejar versos en blanco,
para así detener
culpas y confesiones
porque antes de escribir
todas son tus lecciones.
Todos los folios íntegros entre amores extintos,
ese instante crucial
en que cruzas la puerta
de tus aberraciones,
de tu yo sufridor -él no lo sabe.
Se acostumbró a sufrir-,
y aparecen obstáculos
antes de tu mirada cristalina,
crítica en la palabra,
adversidad múltiple,
¡oh, poesía, te busqué
y jamás dejaré de perseguirte!
Tu mirada no me devolverá
las luces que arrojaste en mi camino.
Ahora observas con rostro incorruptible,
con tu pintura ocre o blanquecina inundaste las hojas.
Y no hay vuelta de página dentro de tu estación
virgen.
¿Es tacharte escribir?
De alguna forma, siento haberte ocultado mis carencias.
Esta filantropía embalsamada,
que revuela con bocas cada verso.
Esas habladurías, este correveidile
que me mantiene a raya.
Adulterar tu forma,
remar contracorriente,
cubrirse de miseria
mostrando una sonrisa.
Ojalá aceptes esta sinceridad,
sin amores ficticios,
ni síntomas psicóticos,
ni intereses ocultos por la vida.
He aprendido a dejar versos en blanco,
para así detener
culpas y confesiones
porque antes de escribir
todas son tus lecciones.