Editorial Alaire

Hijo del vacío, pariente del movimiento,
no conocías los ojos de tu madre,
salvaje como la selva,
ahora que los conoces son 2 caballos
mirándote en secreto.

Eres un pequeño alquimista,
Lo sé, por la luciérnaga
que ha crecido golpeándonos el pecho,
como quien cava un túnel
para encontrar el brillo del diamante,
Acá es tu luz quien cava nuestra oscuridad.

Tu silencio dice mucho
y el bullicio tan poco,
olvidamos callar cuando amamos,

tu me amas,
Y cuando recito tu mismo poema
todo se va lejos,







ni la muerte me parece corta,
ni el olvido tan pasajero,

todo se resume a la huida del tiempo,
Y nosotros no estamos apurados!
¿Donde iremos?
Si podemos nacer hoy mismo de nuevo,
juntos, en el mismo sitio,

Y si mañana se nos olvida callar,
recuerda no parar de silenciarnos.




Para mi primer hijo Benjamín.

Bonito poema al que borro el inmerecido cero dándole así las alas que por su calidad literaria se merece.

El sentimiento personal, íntimo, se ha universalizado gracias a los versos genuinos, humanos con que has construído el poema. Me has hecho recordar el nacimiento de mi primer hijo. Aleluya.

Un saludo de amistad.
Óscar

Antonio Arjona escribió:Bonito poema al que borro el inmerecido cero dándole así las alas que por su calidad literaria se merece.

Muchas gracias compañero, un abrazo a la distancia!

Satír.

Has sabido construir magistralmente, Satír, este poema para tu hijo Benjamín. Un placer leerlo.

Un abrazo.

Muy hermoso y emotivo este poema dedicado a tu hijo.
Me ha gustado pasar por tus letras.
Un abrazo.

Hermoso trabajo, amigo Antonio.
Abrazos.