UNA SIMPLE PAJA, UNA GRAN REVELACIÓN
Publicado: Vie, 19 Sep 2008 2:16
Ahí me tienen, hombres, mujeres, extraterrestres, canarios.
Ahí me tienen contra las cuerdas.
Fumándome un cigarro en calzoncillos en el balcón
¡Claro que sí!
Debería sentirme humano o animal,
si os digo que rechacé la posibilidad de un polvo por mi propia integridad.
Para muchos, humano.
Para muchos, animal.
Pero mientras sucede el debate yo sostengo mi humilde cola con la mano derecha.
Que apunta al techo, y ahí arriba, es probable, una mujer hermosa.
O ahí arriba, puede ser, un hombre hermoso.
Así que me masturbo pensando un poco en toda la historia universal.
Lo de los huesos en la cabeza, la invención del compás.
Mi pene, perdón por el eufemismo, es un capitel jónico.
Mis dos nalgas los carrillos de los angelitos del pintor aquel.
Y ordinarieces de tal grado hasta la invención del MP3.
Claro, claro, claro,
yo también he sido vegano durante casi dos meses
y también me he negado a mi mismo ante la visión de unos mejillones.
Cuando dejé de fumar fumaba más que nunca.
Cuando me hice católico dejé de mirar a las niñas de dieciséis años
(Ni se atreva nadie a juzgar este poema por tal verso,
perdí mi virginadad a los quince y ni el fuero, ni el odio, ni la estrella,
solo amor)
y cuando me dejaste te amaba más que nunca.
Quieren poemas, pero el poema es tan fácil como achinar los ojos
en un barrio que nunca ha visitado.
Quieren poemas, mirad en los libros, hay muchos que lo hicieron por nosotros.
Yo lo hago, simplemente, por tranquilizarme.
Como comer, cagar o menearme el pito.
Una gran revelación.
Ahí me tienen contra las cuerdas.
Fumándome un cigarro en calzoncillos en el balcón
¡Claro que sí!
Debería sentirme humano o animal,
si os digo que rechacé la posibilidad de un polvo por mi propia integridad.
Para muchos, humano.
Para muchos, animal.
Pero mientras sucede el debate yo sostengo mi humilde cola con la mano derecha.
Que apunta al techo, y ahí arriba, es probable, una mujer hermosa.
O ahí arriba, puede ser, un hombre hermoso.
Así que me masturbo pensando un poco en toda la historia universal.
Lo de los huesos en la cabeza, la invención del compás.
Mi pene, perdón por el eufemismo, es un capitel jónico.
Mis dos nalgas los carrillos de los angelitos del pintor aquel.
Y ordinarieces de tal grado hasta la invención del MP3.
Claro, claro, claro,
yo también he sido vegano durante casi dos meses
y también me he negado a mi mismo ante la visión de unos mejillones.
Cuando dejé de fumar fumaba más que nunca.
Cuando me hice católico dejé de mirar a las niñas de dieciséis años
(Ni se atreva nadie a juzgar este poema por tal verso,
perdí mi virginadad a los quince y ni el fuero, ni el odio, ni la estrella,
solo amor)
y cuando me dejaste te amaba más que nunca.
Quieren poemas, pero el poema es tan fácil como achinar los ojos
en un barrio que nunca ha visitado.
Quieren poemas, mirad en los libros, hay muchos que lo hicieron por nosotros.
Yo lo hago, simplemente, por tranquilizarme.
Como comer, cagar o menearme el pito.
Una gran revelación.