Editorial Alaire

Si no los rayos equis más agudos
volumen penetrar pueden tamaño;
si letra y porte causan tanto daño
a miopes manos, a ojos ya huesudos;

si los de la Trinacria troncos rudos
leves hojas dos mil dieron hogaño
a las crípticas prosas al extraño
que elocuentes rediman versos mudos,

ven a mis anaqueles pertinaces,
magno, oh libro —si humilde en tu loriga,
envidia de las biblias más capaces—;

sé mi alimento seas —San Juan lo diga,
bibliófago voraz— dulce o amargo,
que es lo excelso, si breve, menos largo.


Nota. El libro en cuestión es la más reciente edición de los sonetos de Góngora: Luis de Góngora (ed. J. Matas Caballero), Sonetos, Cátedra, Madrid 2019. Sólo 1740 páginas en un volumen de 13'6 x 21 x 7 cm. y kilo y medio de peso. Vamos, que se puede calzar un camión con él. Un libro que tiene un buen invierno de lectura.

Magnifico todo el soneto, querido Pablo, pero el cierre es excepcional. Siempre he dicho que el primer y último verso de un soneto son la clave para que deje huella. En este caso lo has conseguido, sobre todo con el último.
Enhorabuena.
Un saludo

Hermoso e interesante trabajo, amigo Pablo.
Abrazos.

Muchas gracias, Jorge y Rafel. Saludos.