U.M.E.
Publicado: Mar, 24 Mar 2020 17:30
( a los ancianos fallecidos por el covid 19. D.E.P.)
En casa, sin querer, nacieron
sin seguimiento, atención obstrética,
entre palanganas, carreras, voces, empujones,
toallas y manos grandes de matronas.
Crecieron en la calle, sin juguetes
alborotando el aire con los aros,
las peonzas, la comba, las canicas de piedra,
de cristales de colores, pelotas y muñecas de trapo.
Trabajaron duro,
casi todos con las manos
en las tierras, las minas, el mar, los ladrillos
muy pocos conseguían estudiar
la mayoría sólo sabían
leer y escribir y las cuatro reglas
se ganaban la vida como podían
y muchos la perdieron
en una lucha fratricida
para nada.
No había consolas, smartphones,
videojuegos, tablets, máquinas tragaperras,
televisión en color, mandos, segundas residencias.
Sólo fielatos, colas, cartillas de racionamiento,
hambre, desesperación, resignación, miedo.
Amontonados en residencias,
ahora mueren en camas separadas
por la infodemia y la pandemia del covid 19
algunos con las manos entrelazadas
y arrugas y muecas dóciles, pero valientes
abandonados por el personal.
Los soldados de la UME,
protegidos por EPI, fabricados con impresión 3D,
para realizar labores urgentes de desinfección
estremecidos, impactados por el aterrador y cruel espectáculo
creyeron por momentos revivir el holocausto judío
con lágrimas en las gafas y las viseras.
En casa, sin querer, nacieron
sin seguimiento, atención obstrética,
entre palanganas, carreras, voces, empujones,
toallas y manos grandes de matronas.
Crecieron en la calle, sin juguetes
alborotando el aire con los aros,
las peonzas, la comba, las canicas de piedra,
de cristales de colores, pelotas y muñecas de trapo.
Trabajaron duro,
casi todos con las manos
en las tierras, las minas, el mar, los ladrillos
muy pocos conseguían estudiar
la mayoría sólo sabían
leer y escribir y las cuatro reglas
se ganaban la vida como podían
y muchos la perdieron
en una lucha fratricida
para nada.
No había consolas, smartphones,
videojuegos, tablets, máquinas tragaperras,
televisión en color, mandos, segundas residencias.
Sólo fielatos, colas, cartillas de racionamiento,
hambre, desesperación, resignación, miedo.
Amontonados en residencias,
ahora mueren en camas separadas
por la infodemia y la pandemia del covid 19
algunos con las manos entrelazadas
y arrugas y muecas dóciles, pero valientes
abandonados por el personal.
Los soldados de la UME,
protegidos por EPI, fabricados con impresión 3D,
para realizar labores urgentes de desinfección
estremecidos, impactados por el aterrador y cruel espectáculo
creyeron por momentos revivir el holocausto judío
con lágrimas en las gafas y las viseras.