Vacío primordial
Publicado: Jue, 12 Mar 2020 10:59
Respiramos la vida
de la galaxia llena de misterios.
Conectamos con todos los enigmas
que habitan en los pulsos
de las estrellas ávidas de amor.
Somos los ciudadanos de los cuásares
que hace eones tomaron posiciones
entre los planetas con oxígeno.
Viajamos por los cúmulos abiertos
en la búsqueda última
de respuestas que acallen nuestra angustia.
Al límite del vértigo imploramos
por soluciones llenas de presagios.
En nebulosas arde nuestra fe,
esa que nos conecta con la infancia.
En las constelaciones
admiramos el orden
y la armonía suave
de un cosmos sin aristas.
Volamos en un viaje sideral
a través de satélites
y polvo de asteroides.
Nuestros cuerpos están hechos del quántum
de las enanas blancas.
Hay átomos de fuego en la conciencia
que nos llevan de nuevo
al punto del inicio.
Al Alfa y al Omega,
al principio del verbo y de los nombres,
cuando todo era éter
en el vacío primordial.
A veces olvidamos el origen
pero luego volvemos
a recorrer archivos
que nos impulsan siempre a trascender.
Nuestros cuerpos de luz
son diamantes encriptados en el tiempo
dispuestos a danzar con el tejido
de nuestra Vía Láctea.
Ana Muela Sopeña
de la galaxia llena de misterios.
Conectamos con todos los enigmas
que habitan en los pulsos
de las estrellas ávidas de amor.
Somos los ciudadanos de los cuásares
que hace eones tomaron posiciones
entre los planetas con oxígeno.
Viajamos por los cúmulos abiertos
en la búsqueda última
de respuestas que acallen nuestra angustia.
Al límite del vértigo imploramos
por soluciones llenas de presagios.
En nebulosas arde nuestra fe,
esa que nos conecta con la infancia.
En las constelaciones
admiramos el orden
y la armonía suave
de un cosmos sin aristas.
Volamos en un viaje sideral
a través de satélites
y polvo de asteroides.
Nuestros cuerpos están hechos del quántum
de las enanas blancas.
Hay átomos de fuego en la conciencia
que nos llevan de nuevo
al punto del inicio.
Al Alfa y al Omega,
al principio del verbo y de los nombres,
cuando todo era éter
en el vacío primordial.
A veces olvidamos el origen
pero luego volvemos
a recorrer archivos
que nos impulsan siempre a trascender.
Nuestros cuerpos de luz
son diamantes encriptados en el tiempo
dispuestos a danzar con el tejido
de nuestra Vía Láctea.
Ana Muela Sopeña