Editorial Alaire

...

Qué puedo hacer mientras tanto,
repetía mi cabeza,
si el día no germina anegado de lluvia y viento.

Imposible ir al mar entre las calles
del amanecer en turbia maraña sin sombras
y yo quería estrenar el sombrero,
tu regalo y tu amor efervescente.

La casa estaba fría,
la lámpara daba brillos a tu cuerpo dormido,
callado en blanco.

Qué puedo hacer, repetía.
La mirada de la cama a la ventana.
Las manos de tu espalda al acero del cristal.

Qué puedo hacer
si todo en mí es bulla entre el silencio claro.
Tú sin despertar.

Mientras tanto
la luz dio sombra a otra luz
y la sombra dio luz a otra sombra
y la luz detuvo el agua y la sombra el viento
y se abrieron tus párpados y entre las pestañas tus ojos
trajeron al día
un mar alargado y sereno
y el silencio fue rumor y el rumor
anhelo y el anhelo calor y el calor el estreno,
amor sin atraso, sin hora ni fecha, en cada día completo.

...

Ignacio,

me gusta mucho el poema, amigo. Me gusta el ambiente concentrado, intimo, hacinado, diría, de la habitación compartida, en sombras, la lluvia y el viento como amenaza, el mar detrás de las calles como horizonte deseado. Me ha gustado mucho el encabalgamiento semántico hacia el final del poema

y el silencio fue rumor y el rumor
anhelo y el anhelo calor y el calor el estreno,
amor sin atraso, sin hora ni fecha, en cada día completo.

Termina el poema de una manera bella y rotunda, destacando los elementos claves de la intención narrativa.

A mí me gusta mucho.
Abrazos.

Un poema hermosísimo, Ignacio, con unas metáforas de gran ternura y alta calidad poética.
Iba a seleccionar alguna en concreto pero nada en el poema tiene desperdicio. La estrofa de cierre simplemente impagable.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

Wow, esa estrofa final es preciosa, querido amigo... bella vibración...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Me ha gustado mucho el poema, los juegos de luces y palabras tan bien hilados y bellos- Felicidades.
Abrazos
Pilar

Ignacio Mincholed escribió:...

Qué puedo hacer mientras tanto,
repetía mi cabeza,
si el día no germina anegado de lluvia y viento.

Imposible ir al mar entre las calles
del amanecer en turbia maraña sin sombras
y yo quería estrenar el sombrero,
tu regalo y tu amor efervescente.

La casa estaba fría,
la lámpara daba brillos a tu cuerpo dormido,
callado en blanco.

Qué puedo hacer, repetía.
La mirada de la cama a la ventana.
Las manos de tu espalda al acero del cristal.

Qué puedo hacer
si todo en mí es bulla entre el silencio claro.
Tú sin despertar.

Mientras tanto
la luz dio sombra a otra luz
y la sombra dio luz a otra sombra
y la luz detuvo el agua y la sombra el viento
y se abrieron tus párpados y entre las pestañas tus ojos
trajeron al día
un mar alargado y sereno
y el silencio fue rumor y el rumor
anhelo y el anhelo calor y el calor el estreno,
amor sin atraso, sin hora ni fecha, en cada día completo.

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En pie y con sincera emoción, aplaudo este enorme poema, Ignacio.

Muchas lecturas que aparecen en el contador son mías; no me canso de leerlo.

Un abrazo y gracias por compartir.

Gracias Pablo. Aprecio y agradezco esos detalles que has percibido sobre la intención.

Un abrazo.
Ignacio

Qué poema más bello has escrito, amigo Ignacio. Esta vez tu inspiración obedeció los impulsos absolutamente poéticos. El lenguaje cargado de ternura (en el sentido de placidez), el juego de palabras agudo, la maravillosa claridad del mensaje en agua profunda, todo el corpus es un néctar de emoción que yo no te había leído. Con este poema creo que has encontrado una mina de piedras preciosas, una veta que augura toneladas de diamantes. Aleluya por esta obra que debe ser encuadrada.

Un abrazo grande, amigo.
Óscar

Si una mirada produce en el poeta unos versos tan bellos, ¿qué hará un beso, una palabra o una caricia?
De una sensibilidad exquisita.
Te felicito.
Un abrazo.

Sin duda te considero un gran poeta, uno de los mejores de alaire.
Porque tienes un estilo definido y puedes permitirte virguerías como las que copan y acopian el final del poema.
Abrazos y felicidad, amigo mío.

Gran poema, Ignacio, con su intimismo tan atrapante y sus estrofa final, con ese hermoso juego de palabras que lo dice todo.

Un abrazo.

Es un poema emotivo y bello. La ternura y la metáfora van de la mano logrando un ambiente íntimo que va creciendo a lo largo del poema hasta desembocar en el estreno caluroso. La utilización de recursos precisos, e inteligentemente distribuidos, confieren a la obra una estructura homogénea de árbol, que termina en copa ancha con la estrofa final, todo un despliegue de fuegos de color y fiesta, como hojas de palmera. Ritmo de pensamiento al más alto nivel.
Un abrazo amigo