Editorial Alaire

Las serpientes oraban en las calles
mientras un humo negro se adueñaba
de los cuerpos diversos
de los que no tenían nombre.

Los oradores increpaban a la masa
y
los líderes pactaban con demonios;
pero la gente resistía
intacta en atalayas de diamante.
Indestructible en búnkeres
de integridad y acero en sus genomas.


Ana Muela Sopeña

Eso es precisamente el cuento que hay que aplicarse.
No creo en los demonios, sino en la voluntad de gloria terrenal, en la codicia.
Me gustó leerte, Ana.
Abrazos y felicidad, amiga.

Hola, Ricardo:

No me refiero a monstruitos rojos con cuernos y rabo. Aquí he usado la palabra demonios como símbolo. Como una metáfora...

Un abrazo
Agradezco mucho tu lectura y comentario
Ana

Ojalá fuera así en el mundo real, Ana. Por desgracia la gente o la "masa" es tremendamente cobarde y cómoda, y pocos de ellos, y muy pocas veces, se enfrentan contra la injusticia y el poder (además el miedo es muy poderoso). Así nos va... Excelente poema, Amiga. Mis felicitaciones y abrazo.

Yo tampoco me refería a esos demonios, sé distinguir perfectamente una metáfora.

Hola Ana,

Un buen breve que nos muestras hoy. Me hiciste recordar a un pastor en Nueva Zelanda que dice que la mejor protección contra el coronavirus es pagar los diezmos en su iglesia.

Creo que el mundo está pasando por un periodo de credulidad masificada con líderes como Trump, BJ, AMLO, etc...

Pero la vida sigue y es agradable encontrar tus versos.

Saludos

Javier

Un hermoso poema que reflexiona con inteligencia. Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

Hermoso trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Ana Muela Sopeña escribió:
Las serpientes oraban en las calles
mientras un humo negro se adueñaba
de los cuerpos diversos
de los que no tenían nombre.

Los oradores increpaban a la masa
y
los líderes pactaban con demonios;
pero la gente resistía
intacta en atalayas de diamante.
Indestructible en búnkeres
de integridad y acero en sus genomas.


Ana Muela Sopeña

Qué buen poema Ana, la verdad es que si hubiera más valientes plantarían cara a las serpientes oradoras y a los que se esconden detrás de sillones pactados con fines inmorales.

Felicidades y un beso.