Del orgullo a la la luz
Publicado: Vie, 21 Feb 2020 9:45

Cuántos pueblos residen en tu piel.
Los de estirpe guerrera, que navegan la espada de tus lágrimas,
previas a la orgullosa desazón.
Y te hundes sin motivos ni razón.
Otros, conquistadores, han perdido batallas en tu lengua
-Demasiado ruido, como para sangrar en tus espejos.-.
Tú sin grito ni nombre,
asumes la quietud de los grandes pensadores,
justo cuando tu vientre se vuelve caracola,
trazando sin pudor el círculo perfecto
-En la historia tú elevas tu lanza a los espectros,
asesinas con saña a los meditabundos reflejos.
Blanca, como tu tez, es la bandera de la raza inmigrante y tu engreimiento
crece como un canal de frecuencia inasible.-.
¿Con qué beso conformas a los pájaros?
-Lleno ya de pretéritos, el futuro se mueve, prende y explota en celosías,
cuando en el interior de tu cuarto solemne de muñecas,
se ha evadido el fulgor de tus miradas,
tus ingles, como un perro abandonado,
abren luz.- ¿Dónde fuiste a parar con esa despedida hiriente y perjurada?
Ni siquiera en tu autopsia penetran los misterios.
Inherentes ahora, al silbido del aire,
alguien puede disimular por ti, imitando tu ciencia inquebrantable.
Eres número, cómputo alegórico.
Y esa casa vacía ha degollado al tiempo
-Y reconozco en firme, con tu voz contumaz e imaginaria,
que me he quedado a solas con ese frenesí
que enciende mi vivienda.-.
Los de estirpe guerrera, que navegan la espada de tus lágrimas,
previas a la orgullosa desazón.
Y te hundes sin motivos ni razón.
Otros, conquistadores, han perdido batallas en tu lengua
-Demasiado ruido, como para sangrar en tus espejos.-.
Tú sin grito ni nombre,
asumes la quietud de los grandes pensadores,
justo cuando tu vientre se vuelve caracola,
trazando sin pudor el círculo perfecto
-En la historia tú elevas tu lanza a los espectros,
asesinas con saña a los meditabundos reflejos.
Blanca, como tu tez, es la bandera de la raza inmigrante y tu engreimiento
crece como un canal de frecuencia inasible.-.
¿Con qué beso conformas a los pájaros?
-Lleno ya de pretéritos, el futuro se mueve, prende y explota en celosías,
cuando en el interior de tu cuarto solemne de muñecas,
se ha evadido el fulgor de tus miradas,
tus ingles, como un perro abandonado,
abren luz.- ¿Dónde fuiste a parar con esa despedida hiriente y perjurada?
Ni siquiera en tu autopsia penetran los misterios.
Inherentes ahora, al silbido del aire,
alguien puede disimular por ti, imitando tu ciencia inquebrantable.
Eres número, cómputo alegórico.
Y esa casa vacía ha degollado al tiempo
-Y reconozco en firme, con tu voz contumaz e imaginaria,
que me he quedado a solas con ese frenesí
que enciende mi vivienda.-.