Editorial Alaire

Sé que un día indirectamente mío,
los renuevos nacidos de tu otoñal trasluz,
calaron de a poco en la humedad que resigna mis ojos, e hibernan y se hamacan
en una mecedora que no suena.
¿Quién le usurpó el lenguaje a la madera -y vuelvo a contemplarme con el tacto de un sueño tan tupido como usado-?
Me responden las aves que nutren su plumaje en las orillas.
Sé que he entrado en un mar del que solo tu río puede despertarme.
Turbulencias que apagan embarcaciones turbias, que asaltan las naves, violan el aire denso de mi cueva y me adentran en horizontes cínicos,
como aquella montaña sin fe en sus resplandores.

Se solapa mi voz con los roncos relámpagos, como un charco ocupado por el fuego.

Y ardo como el pelaje,
sometido al abrigo de mi madre.

Una maravilla de poema, amigo Ricardo, con una riqueza de lenguaje poético muy bello y complejo en sus diversidad evocadora. Una propuesta novedosa que se sale de los caminos trillados que transitan estos temas poéticos.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

Estaba pensando en ti de camino a la biblioteca.
No sé, pensamientos de tu excelente poesía, y ahora me encuentro con este comentario tan generoso para con mis versos.
Me alegra mucho que te haya suscitado esas impresiones que me dices, este poema.
Me alegra muchísimo tu presencia y palabras.
Abrazos y felicidad, amigo Ferreiro.

Me adhiero inquebrantablemente a lo ya expuesto por J.J., el poema es brillante. Me ha encantado.
Mi felicitación por tan hermosa inspiración.

Un abrazo.

Gracias miles, Ramón, por tu presencia en estos versos, y por el comentario que les brindas.
Abrazos y felicidad, amigo.

Muy bello trabajo, amigo Ricardo, que sigue la estela de tus mejores poemas. Estás en forma, no hay duda.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias miles Rafel por el apoyo que muestras a mi poesía.
Me agrada mucho tu comentario.
Abrazos y felicidad, amigo.