Editorial Alaire

¿Quién se fue de aquí sin ser?
¿Quién se desconoció —siempre—
frente a su imagen?
Sólo uno:
Aquél que sólo pudo verse Otro
frente al espejo.

Tan arcana esa voz
que nunca los rostros articularon palabras.
Tan cercana
que estallaron los prietos su miel.

Rompió espejo e imagen
—de Otro—,
sangró estricnina de su mano,
supo de sí
doblada la esquina de su vida.

"Me avine a no ser yo misma",
dijo Muerte.
Y en la boca le temblaba
la alquimia de su ansia.

Aquel hombre desvestido
—enseñando las pelotas
como su cabeza en el juego—
aniquiló a la bestia del miedo.

Una posibilidad
[tab=30]sólo una bastaba
de un pacto marcado entre los dioses:
Esa memoria del falo huele bien.

¡Languideces!
Al creer que eras tú mismo
tuviste la sensación de tu Otro
—aguas turbias de la imaginación—
y la sombra del cerezo reía contigo.

Me ha gustado mucho este poema de tintes esotéricos, Ana. En él desgranas con belleza y maestría el misterio de la alquimia. En el sexo se encuentra la llave del despertar del hombre.
Aplaudo tu magnífica entrega.
Un abrazo

Sucede como dices: mirarse, verse otro...Un poema que hay que leer despacio para quedar atrapado en él.
Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

Buceas en el Otro Lacaniano y extraes tesoros que aceleran la imaginación y la obliga a temblar con ansia, perenne alquimia de la memoria.
Ah, ese mago que usa nuestro nombre y golpea los muros.
En la Piedra fálica no es necesario hablar sino transmutar y coincidir.
Son Dos siempre acunando la mirada en el espejo roto.

Me ha gustado mucho, Ana.

Abrazo y mis sinceras felicitaciones.



PS: Creo que después de miel hay un punto.

Algo de Cábala ronda en las mujeres fálicas, en las piedras del Otro yo y la fuerza del ego que nos habita.
Gracias por tus palabras, Jorge. Se agradecen.
Un abrazo.

El espejo atrapa en los versos del que se mira. Y yo agradezco que mires los míos, Pilar.
Un abrazo enorme.

Ahí le has dado, Hallie. Siempre son dos los que dialogan para no llegar a ninguna parte, pues ambos conocen las respuestas a sus preguntas laterales. La parte simbólica puede dar jaque mate al pequeño yo.
Gracias por tu completo comentario. Y, sobre todo, agradecida por traerme ese punto que se fue de juerga. Ya está en su sitio.
Un abrazo.

Bello e interesante trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Muchas gracias por tus palabras, Rafel.
Un abrazo dominical.

Buff.
Un poema casi inabordable e insondable.
Has afontado a la perfección la doblegación de las evidencias captadas a través de los sentidos.
Me fío más de tu "Otro" que de lo que veo en el espejo.
Abrazos y mucha felicidad, amiga mía.

Interesantísimo poema, Ana:

Símbolos del inconsciente colectivo bien plasmados en tus versos. Esas "piedras" y además "fálicas". Ufff...

Muy original tu entrega.

Felicitaciones
Un beso
Ana

Me gusta encontrarte en mis temas, F.
Tus comentarios me animan, un montón, a continuar en la brecha.
Un abrazo.

¿Quién no ha querido ser, de continuo, el Otro? ¿O atravesar ese espejo y dejar de ser otro ser normal y casi aburrido?
Algún día podré cambiar y ser Alicia con sus puertas-espejo.
Gracias por estar, Ricardo.
Un abrazo.

Admiro a las mujeres fálicas, su fuerza. Aunque por otra parte, Ana, es cansino ser siempre la fuerte. A punto estuve de cambiar piedras por mujeres, pero la Cábala me atrajo más en este poema.
Un abrazo.