Editorial Alaire

DESPUÉS, NADA

Mira,
estás en una isla.
Viniste de una tierra inmensa,
prolífica y lejana.
Y ahora estás en una orilla,
y solo hay mar
y arena a tus espaldas.
Sería hermoso si no fuera
porque te hallas, ahí, de pie…
las piernas enterradas.
No vislumbras
salida ni esperanza.
Esperas algo,
no sabes qué
y empiezas a mirar
no sabes dónde.
Yo sé qué esperas.
Yo sé qué miras.
No esperas nada,
solo aguardas.
Perdiste la armonía, la eufonía
serena del espíritu,
por eso te perturba ese rumor
de mar en calma.
Reparas en tu sombra…
(¡Tu sombra!
¿Adónde fue tu sombra?)
No hay sombras en el agua.
Te acabas sumergiendo,
te pesa el alma.
Es tarde para todo,
te preguntas –¿Para qué?–
y escuchas el vacío.
El mar te llega al cuello.
Te abandonas…
Cae la noche
y no amanecerá.


--oOo--

Un poema hermoso y perturbador a la vez. Me gustó. Mis felicitaciones y abrazo amigo.

Un poemazo, amigo.
Narrativa poetica y existencial.
Los sentidos afectan al futuro.
Abrazos y felicidad.

Buen poema, José Manuel; bello y, como te dice Luis, que perturba.

El mar te llega al cuello.
Te abandonas…
Cae la noche
y no amanecerá.

Un abrazo.

Me gustó el poema, como desarrollas la caída. Felicidades.
Abrazos
Pilar

Y ya te pesa el alma...

Ay querido José. ¡Cuánto decís en cada poema!
Te abrazo, como siempre, sin distancias.

Jose Manuel,

otro poema para leer de corrido y disfrutar. La interpretación semántica resulta inmediata, y eso no le resta ápice de calidad al poema. ¿Por qué habría de restarle? Todo lo contrario: el ritmo, el discurso coherente, la trasmisión de los detalles, resulta eficaz y plena.

A mí me gusta.
Abrazos.

Muchas gracias amigos por los comentarios.
Un abrazo.
J. Manuel