Editorial Alaire

            De negro va la señora 
            siempre vestida de negro...
                           F. G. Lorca



No engaña el tiempo en su abrasión, no engaña,
pues tu sombra se ahonda en el olvido.
La nada al fin revela lo que has sido:
un bulto sin matiz, sin luz ni entraña.

Urgía tu quelícero de araña 
a un probo incauto herir, no fementido,
pero hendiste, mortal, con tu descuido
a tu simiente un aguijón de saña.

Viuda de soledad, no hay rezo o llanto
que pueda redimir tu fondo oscuro;
ni la muerte debida y su inclemencia.

Bebe, pues, de tu cáliz. No haya canto.
Enciéndase el silencio en brillo impuro
para alumbrar en tu redor la ausencia.