Nada, todo
Publicado: Lun, 03 Feb 2020 22:26
Era viento huracanado,
coraje indómito de luz adormecida,
la frente caída
y unas lágrimas que surcaban el destino,
que arruinaban la historia.
Habían hojas perdidas en el umbral
de la desnudez de los sentidos,
estepas dibujadas bajo girones de piel,
nada, era todo,
ese todo que inunda los canales agrestes de un camino dividido,
donde una flor se marchita en el charco helado del silencio,
como si la torpeza con la que se nace y se lucha,
hiciera recaer los años, para que la sabiduría,
en pequeñas porciones,
comenzará a dar señales a una mente arrugada.
Era el viento, acaso aún lo es,
el que trastornado y egoísta
intenta arrastrar los residuos acumulados
por una vía sin horizonte ni fecha confirmada,
donde un profundo malestar,
que perdura entre los años,
nos acusa de indolentes e irresponsables
y nos mueve por el peor de los atajos.
Ahora, aún se arruina la historia,
las lágrimas humedecen el lodazal imperpetuo,
y se sienten incapaces de evaporarse,
más allá de convertirse en decorado
del sentir doloroso del ser humano.
Era viento huracanado.
Nosotros,
pastos de nada…
…en el todo.
coraje indómito de luz adormecida,
la frente caída
y unas lágrimas que surcaban el destino,
que arruinaban la historia.
Habían hojas perdidas en el umbral
de la desnudez de los sentidos,
estepas dibujadas bajo girones de piel,
nada, era todo,
ese todo que inunda los canales agrestes de un camino dividido,
donde una flor se marchita en el charco helado del silencio,
como si la torpeza con la que se nace y se lucha,
hiciera recaer los años, para que la sabiduría,
en pequeñas porciones,
comenzará a dar señales a una mente arrugada.
Era el viento, acaso aún lo es,
el que trastornado y egoísta
intenta arrastrar los residuos acumulados
por una vía sin horizonte ni fecha confirmada,
donde un profundo malestar,
que perdura entre los años,
nos acusa de indolentes e irresponsables
y nos mueve por el peor de los atajos.
Ahora, aún se arruina la historia,
las lágrimas humedecen el lodazal imperpetuo,
y se sienten incapaces de evaporarse,
más allá de convertirse en decorado
del sentir doloroso del ser humano.
Era viento huracanado.
Nosotros,
pastos de nada…
…en el todo.