Salvación
Publicado: Mié, 08 Ene 2020 21:16
Cuando el pulso de la vida indica que las miseria del alma
con mentiras se cubren y la sal de las lágrimas corroe el armazón
de la esperanza, es preciso entonces reescribir la historia cada noche
sobre páginas de alcohol para que la soledad se embriague
y con la resaca del amanecer el frío muerda a mis incertidumbres.
Sólo quisiera perdonar tanta belleza que en mis pupilas estalla
y sus esquirlas se clavan en la luz que se desangra en las sombras.
Acercaros ahora, que apenas queda tiempo para vestir
el traje del invierno y elevemos juntos este cáliz lleno de dudas
y brindad conmigo por este cansancio viejo que duele
como una interrogante que nunca halla respuestas en el fondo de los vasos.
Es el momento de desbrozar pasiones, de apagar la lumbre del deseo,
que se borre para siempre este laberinto carnal donde mis sentidos se pierden.
Hoy el espejo del mar es un temblor, no se refleja tranquilo, y su temporal
de espuma se rebela como un grito en la sangre y el agua se atrinchera
tras el mensaje de un manuscrito antiguo que lo desgaja el olvido.
Yo me eternizaré aquí, con este desgarro de exilio y muerte,
y oculto en el luto de la tarde que pregona mi inquietud irreversible.
Advierto que por la cornisa del aire el humo se desliza y de su espesura
surgen ángeles desnudos que ensayan para mí el cantar de su lascivia.
Después, todo huele a sudor compartido, a traición en cama ajena,
y sólo busca redimirse, tras su llameante candor, la carne arrepentida.
Y la madrugada despierta en un profundo desaliento y su lenguaje
se torna gris y acaba transformado en silencio a flor de piel.
Y como si fuera una ráfaga del pasado que regresa a ocupar el infinito,
a perpetuidad duele esta carencia de amor que a la sin razón golpea
dejándome extenuado y rendido, mientras, imploro que hasta mí lleguen
ilusionistas del futuro que con su hechizo me salven de mis escombros.
con mentiras se cubren y la sal de las lágrimas corroe el armazón
de la esperanza, es preciso entonces reescribir la historia cada noche
sobre páginas de alcohol para que la soledad se embriague
y con la resaca del amanecer el frío muerda a mis incertidumbres.
Sólo quisiera perdonar tanta belleza que en mis pupilas estalla
y sus esquirlas se clavan en la luz que se desangra en las sombras.
Acercaros ahora, que apenas queda tiempo para vestir
el traje del invierno y elevemos juntos este cáliz lleno de dudas
y brindad conmigo por este cansancio viejo que duele
como una interrogante que nunca halla respuestas en el fondo de los vasos.
Es el momento de desbrozar pasiones, de apagar la lumbre del deseo,
que se borre para siempre este laberinto carnal donde mis sentidos se pierden.
Hoy el espejo del mar es un temblor, no se refleja tranquilo, y su temporal
de espuma se rebela como un grito en la sangre y el agua se atrinchera
tras el mensaje de un manuscrito antiguo que lo desgaja el olvido.
Yo me eternizaré aquí, con este desgarro de exilio y muerte,
y oculto en el luto de la tarde que pregona mi inquietud irreversible.
Advierto que por la cornisa del aire el humo se desliza y de su espesura
surgen ángeles desnudos que ensayan para mí el cantar de su lascivia.
Después, todo huele a sudor compartido, a traición en cama ajena,
y sólo busca redimirse, tras su llameante candor, la carne arrepentida.
Y la madrugada despierta en un profundo desaliento y su lenguaje
se torna gris y acaba transformado en silencio a flor de piel.
Y como si fuera una ráfaga del pasado que regresa a ocupar el infinito,
a perpetuidad duele esta carencia de amor que a la sin razón golpea
dejándome extenuado y rendido, mientras, imploro que hasta mí lleguen
ilusionistas del futuro que con su hechizo me salven de mis escombros.