Las ruinas de tu cuerpo
Publicado: Lun, 06 Ene 2020 19:51
Te recuerdo constantemente
como si el tiempo se parara
y la vida fuera la misma que entonces.
Te recuerdo cuando nazco cada mañana,
cuando no escucho tus palabras en la soledad,
cuando peleo con la oscuridad
para que no me quite la vivencia del nuevo amanecer.
Te recuerdo cuando ayer llovía
y te cobijabas bajo mis brazos,
como una niña cuando busca el calor de una madre.
Te recuerdo cuando hace frío,
y cuando los cristales de nuestra habitación
quedaban empañados,
dibujabas corazones,
y te volvías con esa sonrisa pícara,
con esos ojos brillantes de felicidad.
Te recuerdo cuando el viento
mece las ramas de los árboles
y tus cabellos aún se enredan entre mis manos.
Te recuerdo cuando las flores
avisan que ya es primavera,
¡qué guapa estabas con esa margarita en el pelo!
Te recuerdo cuando camino, -solitario-,
con las manos en los bolsillos,
-aún no me he quitado la costumbre-,
y tú decías, -siempre con una sonrisa-,
¡quieres sacarte las manos de los bolsillos!
hasta en ello eras elegante.
Te recuerdo cuando leo sentado en el sofá,
todavía parece que estás ahí,
que apoyas tu cabeza sobre mis rodillas
y yo sigo acariciándote la cabeza,
mientras escuchas tu libro preferido
y repites una tras otra las palabras que lo componen,
es…
…era precioso.
Te recuerdo,
como si nada hubiera caducado,
como si estuvieras aún junto a mí,
como si el tiempo se hubiera detenido,
los años no hubieran pasado
y tú no tuvieras tanta prisa
en llamar a la tierra donde yace el silencio.
Te recuerdo
mientras sigo humedeciendo el polvo
hasta que su barro me sumerja
junto a las ruinas de tu cuerpo.
como si el tiempo se parara
y la vida fuera la misma que entonces.
Te recuerdo cuando nazco cada mañana,
cuando no escucho tus palabras en la soledad,
cuando peleo con la oscuridad
para que no me quite la vivencia del nuevo amanecer.
Te recuerdo cuando ayer llovía
y te cobijabas bajo mis brazos,
como una niña cuando busca el calor de una madre.
Te recuerdo cuando hace frío,
y cuando los cristales de nuestra habitación
quedaban empañados,
dibujabas corazones,
y te volvías con esa sonrisa pícara,
con esos ojos brillantes de felicidad.
Te recuerdo cuando el viento
mece las ramas de los árboles
y tus cabellos aún se enredan entre mis manos.
Te recuerdo cuando las flores
avisan que ya es primavera,
¡qué guapa estabas con esa margarita en el pelo!
Te recuerdo cuando camino, -solitario-,
con las manos en los bolsillos,
-aún no me he quitado la costumbre-,
y tú decías, -siempre con una sonrisa-,
¡quieres sacarte las manos de los bolsillos!
hasta en ello eras elegante.
Te recuerdo cuando leo sentado en el sofá,
todavía parece que estás ahí,
que apoyas tu cabeza sobre mis rodillas
y yo sigo acariciándote la cabeza,
mientras escuchas tu libro preferido
y repites una tras otra las palabras que lo componen,
es…
…era precioso.
Te recuerdo,
como si nada hubiera caducado,
como si estuvieras aún junto a mí,
como si el tiempo se hubiera detenido,
los años no hubieran pasado
y tú no tuvieras tanta prisa
en llamar a la tierra donde yace el silencio.
Te recuerdo
mientras sigo humedeciendo el polvo
hasta que su barro me sumerja
junto a las ruinas de tu cuerpo.