El árbol de los pájaros
Publicado: Dom, 05 Ene 2020 19:02
A flor que és ... eu quero. F. Pessoa
Al fondo del jardín,
bajo la intimidad del muro,
dos árboles se abrazan. ¿Notas
cómo ascienden las savias
por sus manos plurales
abriendo las lucernas del albor
y allí, en el eje de la altura, cómo
sus brotes más recientes cantan?
Su soplo enamorado alienta
el rumbo de las aves
que picotean el amanecer:
acuden al reclamo
de las núbiles ramas que germinan
y tañen en su tuétano.
Hoy, al abrirse el alba,
han venido mis pájaros de lejos
a cantar en los tuyos.
Llegaron con el viento en el latir
del himno del amor hasta esos árboles.
¿Reconoces su azul algarabía? Déjala
que abra los ventanales
de par en par de la mañana, que orle
la luminosidad sonora
y, al tacto de su música en el alma,
traiga la transparencia
de las miradas más amantes.
Aspira el gozo de los dos
árboles florecidos de los pájaros,
uno ya en la plegaria de las verdes cúpulas.
Palpa hoy su alegría, escucha
bien el bullicio que se acrece
bajo sus trinos incesantes, porque
aunque se cierna un tiempo que deshaga
el abrazo feliz que los convoca
y las aves se tornen fugitivas,
estos cantos en llamas, los de ahora,
jamás sabrán de la ceniza,
y en ellos nuestro amor, tampoco.
Al fondo del jardín,
bajo la intimidad del muro,
dos árboles se abrazan. ¿Notas
cómo ascienden las savias
por sus manos plurales
abriendo las lucernas del albor
y allí, en el eje de la altura, cómo
sus brotes más recientes cantan?
Su soplo enamorado alienta
el rumbo de las aves
que picotean el amanecer:
acuden al reclamo
de las núbiles ramas que germinan
y tañen en su tuétano.
Hoy, al abrirse el alba,
han venido mis pájaros de lejos
a cantar en los tuyos.
Llegaron con el viento en el latir
del himno del amor hasta esos árboles.
¿Reconoces su azul algarabía? Déjala
que abra los ventanales
de par en par de la mañana, que orle
la luminosidad sonora
y, al tacto de su música en el alma,
traiga la transparencia
de las miradas más amantes.
Aspira el gozo de los dos
árboles florecidos de los pájaros,
uno ya en la plegaria de las verdes cúpulas.
Palpa hoy su alegría, escucha
bien el bullicio que se acrece
bajo sus trinos incesantes, porque
aunque se cierna un tiempo que deshaga
el abrazo feliz que los convoca
y las aves se tornen fugitivas,
estos cantos en llamas, los de ahora,
jamás sabrán de la ceniza,
y en ellos nuestro amor, tampoco.