Editorial Alaire

Aquella habitación
cobijaba nuestros sueños más ocultos
en los días de lúbricos deseos.
La ventana con vistas prodigiosas,
los caramelos de menta,
las flores en un ánfora de niebla,
el cuadro presidiendo la estancia.

El invierno susurraba
sus veleidades típicas.

Los transeúntes caminaban
sin reparar en nosotros
que en el silencio sombra de la tarde
nos sumergíamos en lluvia
de besos abrazados al reloj.

El lugar albergaba
los placeres contenidos
en sus paredes quietas,
en sus esquinas olvidadas,
en sus muebles selectos.

El tiempo se paraba
como si no existiera
y nosotros traspasábamos
la lejanía de los muros,
inmersos en la onda lujuriosa
de una pasión sin nombre.


Ana Muela Sopeña

Este poema es un hermoso disparador de recuerdos míos, muy queridos por cierto.
Es como si lo hubieses escrito sabiendo mi propia Ánfora de niebla (en el nórdico sitio donde marzo fue un sueño, en la primavera de junio acosada por la tormenta).

Felicitaciones sinceras, aplausos muchos y un abrazo, querida Ana.

Muchas gracias, Hallie:

Me alegra un montón que haya disparado recuerdos en tu interior.

Besos a montones, amiga poeta
Ana

Ana:

No pude quedar sin alguna vibración al leer y releer tu poema de amor con su delicada sensualidad.
Muy bien logrado. Un placer.

Abrazos.

Precioso poema, Ana, donde dejas versos muy evocadores. Me gustó leerte.
Abrazos y feliz año.
Pilar

Ana, trasmites muy bien las sensaciones, sin alardes, proyectadas con imágenes precisas. Felicidades.

Un abrazo.
Ignacio

Muchas gracias, Gustavo, por tus palabras.

Un fuerte abrazo
Ana

Agradezco, Pilar, tu paso por estos versos.

Un abrazo
Ana

Ana, el tiempo parece detenerse en esos momentos, y parece fijarnos imágenes que se congelan en nuestra mente.
Me gusta el juego de interior y exterior que impregna todo el poema, el mundo ajeno a las personas de la habitación.

Un abrazo.
Sergio

Me gustó mucho tu poema Ana, de repente me sentí transportado a tiempos mejores, aunque en aquellos momentos no lo parecían, es curioso...

Un abrazo, compañera.

Ana Muela Sopeña escribió:Aquella habitación
cobijaba nuestros sueños más ocultos
en los días de lúbricos deseos.
La ventana con vistas prodigiosas,
los caramelos de menta,
las flores en un ánfora de niebla,
el cuadro presidiendo la estancia.

El invierno susurraba
sus veleidades típicas.

Los transeúntes caminaban
sin reparar en nosotros
que en el silencio sombra de la tarde
nos sumergíamos en lluvia
de besos abrazados al reloj.

El lugar albergaba
los placeres contenidos
en sus paredes quietas,
en sus esquinas olvidadas,
en sus muebles selectos.

El tiempo se paraba
como si no existiera
y nosotros traspasábamos
la lejanía de los muros,
inmersos en la onda lujuriosa
de una pasión sin nombre.


Ana Muela Sopeña

Hermosa canción desde los territorios de la niebla, Ana.
Un abrazo

Gracias, Ignacio, por tus palabras efusivas:

Un fuerte abrazo
Ana

Muy bonito tu comentario, Sergio:

Gracias, amigo poeta
Ana

A veces, rememorando tiempos pasados nos sentimos mejor. Parece mejor todo...

Un beso grande, Israel...
Ana

Hermoso y evocador trabajo, amiga Ana.
Abrazos.