Prototipo y tipografía
Publicado: Sab, 28 Dic 2019 15:25
—Joder, Julia, otra vez hemos enviado los informes sin revisar la ortografía.
—Tranquilo, estaban bien excepto un par de tildes, no se percatarán y si se dan cuenta no le darán importancia. No seas tocacojones.
—Chica, cada día eres más fina y bien hablada.
—Todo se pega menos la hermosura.
—Pues es una pena. ¿Has visto a la nueva auditora?
—¿Adela? No es tu tipo, a ti solo te van las delgaduchas sin sangre ni limoná, pequeñitas y con cara de buenas.
A las mujeronas nos tienes miedo.
—Y a ti solo te van los altos con cara de brutos. Eres una superficial también, solo te gustan los feos.
Entre burlas transcurren las mañanas, los días y las semanas. Se puede decir que Julia es mi mujer del trabajo, podemos discutir de cualquier tema entre nosotros, defendernos delante de los demás, hablar con la mirada y, por supuesto, no tener nada de sexo que nos complique la vida.
En las cenas de navidad de la empresa mi compañera siempre acaba liada con algún cachitas del almacén y yo aguanto solo en la barra hasta que se marchan los jefes.
Este año la novedad es que el grupo de auditores se ha unido a la "fiesta" y, entre ellos, está Adela. Aunque tenga razón Julia y para mi gusto le sobren unos kilos, me cuesta apartar la vista de ella, su manera de moverse es hipnótica.
Cuando me despido de todos Adela me susurra al oído y me pide que me quede un rato más y me anime un poco.
Así que alargo un par de horas mi vuelta a casa y procuro ser agradable.
Los lunes después de las cenas de empresa deberían ser llamados los lunes de la vergüenza, nunca hay tanto silencio en la oficina.
Yo siempre llego con ganas de putear.
—Julia, me abandonaste toda la noche, ¿te divertiste mucho?
En estos casos ella suele salir por peteneras o arremeter con otro tema diferente como en esta ocasión:
—Te hiciste muy amigo de los auditores.
—Hay que conocer al enemigo, parece ser que nuestros números están correctos.
—¿Sabes que Adela me preguntó si tenías pareja?
—Qué bien, me pidió el número de móvil personal. Ya supuse que para hablar de los informes contables no era.
—No te preocupes, no te llamará, le dije que sí.
—Vaya. ¿Y no estuviste dubitativa, al menos un poco?
—No, fue un sí con tilde, afirmativo y contundente. Yo sé que te gusta mucho presentar los informes impolutos a tu auditora preferida.
Tras aguantar como un caballero una sonrisa sarcástica y victoriosa metí la cabeza en mi puesto y me olvidé del tema hasta este viernes al abrir el wasap.
"Soy Adela, K tal xikiyo????? Kieres kedar esta noche"
"N cnzco a nadie aki" (carita triste)
No perdí ni un minuto en contestar:
"Ok. A k ora????"
Me muero de ganas de contárselo a Julia. Podría mandarle un mensaje:
"N t preokups + x ls tilds d ls informs xk da ="
"A tomar x (|) la ortografía"
—Tranquilo, estaban bien excepto un par de tildes, no se percatarán y si se dan cuenta no le darán importancia. No seas tocacojones.
—Chica, cada día eres más fina y bien hablada.
—Todo se pega menos la hermosura.
—Pues es una pena. ¿Has visto a la nueva auditora?
—¿Adela? No es tu tipo, a ti solo te van las delgaduchas sin sangre ni limoná, pequeñitas y con cara de buenas.
A las mujeronas nos tienes miedo.
—Y a ti solo te van los altos con cara de brutos. Eres una superficial también, solo te gustan los feos.
Entre burlas transcurren las mañanas, los días y las semanas. Se puede decir que Julia es mi mujer del trabajo, podemos discutir de cualquier tema entre nosotros, defendernos delante de los demás, hablar con la mirada y, por supuesto, no tener nada de sexo que nos complique la vida.
En las cenas de navidad de la empresa mi compañera siempre acaba liada con algún cachitas del almacén y yo aguanto solo en la barra hasta que se marchan los jefes.
Este año la novedad es que el grupo de auditores se ha unido a la "fiesta" y, entre ellos, está Adela. Aunque tenga razón Julia y para mi gusto le sobren unos kilos, me cuesta apartar la vista de ella, su manera de moverse es hipnótica.
Cuando me despido de todos Adela me susurra al oído y me pide que me quede un rato más y me anime un poco.
Así que alargo un par de horas mi vuelta a casa y procuro ser agradable.
Los lunes después de las cenas de empresa deberían ser llamados los lunes de la vergüenza, nunca hay tanto silencio en la oficina.
Yo siempre llego con ganas de putear.
—Julia, me abandonaste toda la noche, ¿te divertiste mucho?
En estos casos ella suele salir por peteneras o arremeter con otro tema diferente como en esta ocasión:
—Te hiciste muy amigo de los auditores.
—Hay que conocer al enemigo, parece ser que nuestros números están correctos.
—¿Sabes que Adela me preguntó si tenías pareja?
—Qué bien, me pidió el número de móvil personal. Ya supuse que para hablar de los informes contables no era.
—No te preocupes, no te llamará, le dije que sí.
—Vaya. ¿Y no estuviste dubitativa, al menos un poco?
—No, fue un sí con tilde, afirmativo y contundente. Yo sé que te gusta mucho presentar los informes impolutos a tu auditora preferida.
Tras aguantar como un caballero una sonrisa sarcástica y victoriosa metí la cabeza en mi puesto y me olvidé del tema hasta este viernes al abrir el wasap.
"Soy Adela, K tal xikiyo????? Kieres kedar esta noche"
"N cnzco a nadie aki" (carita triste)
No perdí ni un minuto en contestar:
"Ok. A k ora????"
Me muero de ganas de contárselo a Julia. Podría mandarle un mensaje:
"N t preokups + x ls tilds d ls informs xk da ="
"A tomar x (|) la ortografía"