Un mundo gira en sus bordes
Publicado: Dom, 15 Dic 2019 21:37
Sedientos o tranquilos, un mundo gira en sus bordes
por el que a veces transita la palabra que,
rompiendo silencios y soledades,
nace a la luz como música o solo su apariencia.
Son la llave más íntima cuando dos cuerpos entrelazados
sangran la pasión de las flores
o llagas reclamando besos palpitantes a la vida.
Y como dulces cerezas,
que seducen al ocaso y al alba,
acunan sonrisas y calman el llanto sellando heridas
o mudos de dolor
acallan los recuerdos que queman
o si surgen serpientes, insectos y maldades
es porque el deseo se corrompe
y con inocencia ya no pueden besar
ni gritar con lengua inagotable donde el amor habita.
Y como corazones ahogándose en la ausencia
saben a vino agrio y se arrastran por el suelo
besando calaveras y el rostro del huracán
o escupen veneno que, como el viento oceánico,
perfora y aniquila extensiones,
o se arman de olas para la batalla
si la vileza, reino del patriarcado y parapeto del cobarde,
hace que crezca el alijar;
mas cuando adquieren la urdimbre del cielo,
vierten como un filo de luz desde sus comisuras alegres
sueños o estrellas de universos insondables.
Bien sabe el poeta camino del exilio
que ha de guardarlos por si vuelve.
por el que a veces transita la palabra que,
rompiendo silencios y soledades,
nace a la luz como música o solo su apariencia.
Son la llave más íntima cuando dos cuerpos entrelazados
sangran la pasión de las flores
o llagas reclamando besos palpitantes a la vida.
Y como dulces cerezas,
que seducen al ocaso y al alba,
acunan sonrisas y calman el llanto sellando heridas
o mudos de dolor
acallan los recuerdos que queman
o si surgen serpientes, insectos y maldades
es porque el deseo se corrompe
y con inocencia ya no pueden besar
ni gritar con lengua inagotable donde el amor habita.
Y como corazones ahogándose en la ausencia
saben a vino agrio y se arrastran por el suelo
besando calaveras y el rostro del huracán
o escupen veneno que, como el viento oceánico,
perfora y aniquila extensiones,
o se arman de olas para la batalla
si la vileza, reino del patriarcado y parapeto del cobarde,
hace que crezca el alijar;
mas cuando adquieren la urdimbre del cielo,
vierten como un filo de luz desde sus comisuras alegres
sueños o estrellas de universos insondables.
Bien sabe el poeta camino del exilio
que ha de guardarlos por si vuelve.