Editorial Alaire

Olas que van cerrando por la llana
mas vertical tormenta en negras gotas;
olas que van abriendo en la mañana
metálicas —no gallos— gaviotas;
olas que van y vienen en la vana
humareda entre pitos y entre sotas
de unos Bacos que, fieles a su sino,
habrán de convertir en agua el vino.

A mí me gusta tirarme a la piscina aunque no vea mucha agua.
Me viene la imagen de un avión contaminando con sus estelas.

Me queda en el aire lo de las sotas, los Bacos sobrios que sean los pilotos.

Muy rebuscado, pero ahí lo dejo.

Un abrazo.

Hermosa octava real, amigo Pablo.
Abrazos.

Precioso mecanismo, funcionando como un reloj... y el tono no es peyorativo, me gusta de verdad esta perfección técnica que va unida al fondo evocador de impacto de las olas que abren el vuelo de las gaviotas y al milagro de los dioses.

Todo un placer de lectura, amigo Pablo.

Un abrazo.

Gracias a los tres por vuestras lecturas y comentarios. La solución es ésta: una de esas persianas metálicas enrrollables que hay en las puertas de muchos bares y que tienen forma ondulada en su carril de grasa negra. Saludos.

Te felicito, Pablo, por tu ingenio y por el dominio que tienes de las formas clásicas.

Un abrazo.

Muchas gracias, F. Enrique. Saludos.