Editorial Alaire

El sueño de la luz es un vestigio
de aceras condenadas a ser sombra.

La mente sabe de cenizas
que yacen sepultadas en las grietas
de los cuerpos desnudos del poema.

Las calles de memoria, con la lluvia,
construyen utopías con árboles nevados.

Un naufragio en la niebla
asume que las nubes son fantasmas.

La ciudad está inmersa
en la desolación y la locura.

Camino sin un rumbo
hacia los soportales de la herida.

Los adoquines velan, con el viento,
a esa soledad alucinante
que presagia el otoño en sus farolas.

Todo me habla de lunas y portales
que escapan de lo oscuro
con sus círculos grises del vacío.

Semáforos abiertos a otras dimensiones
me indican que el camino es otra historia
y me llevan por rastros de lobeznos
a la licantropía de la urbe.


Ana Muela Sopeña

Nieblas y sombras, dos cosas que me gustan, una que es un poCo gore.

Pero ya ni la niebla es la misma, Recuerdo cuando era joven y salía del instiut90,
un urso que hice por nocturno, no se veía a un metro de mí,
entonces no me gustaba esa niela.
Una de esas noches que sal´çi a las 11 pm un hombre me perdisió durante un buen tramo,
las calles vacías.
Sólo la noche y yo y ua sombra detras,
tuve que cambiar rápido la ruta y desviarme y apurar el paso,
me metí en una cafeteria y el señor me siguió y entró en la cafeteria,

Los dueños del local me acompañaron a casa y allí se quedó el susto que me llevé esa noche.

Y asún así me gusta la niebla. En Orense a veces se pone una tan espesa y cerrada que no se ve qué hay delante de ti,
como en Londres.

Todos podemos ser lobos en la noche. Inluso luna.

Lo dicho, me gusta la niebla, las sombras, y la luna. Incluso los lobos.
Porque todos podemos ser lobos, o luna, o sombra o niebla.
Y me gusta pasear contigo tu ciudad.

Un abrazo.

Gracias, Antonia, efectivamente... en la ciudad a veces hay lobos que te persiguen y que dan miedo. Incluso... cada uno de nosotros podemos ser un lobo para otros. La soledad entronca con el miedo a la licantropía.

Un fuerte abrazo
Ana

Me encantaron el ambiente que envuelve a tu poema y sus bellas y logradas imágenes, Ana. Mis sinceras felicitaciones, amiga.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias, Luis.

Es un placer saberte como lector.

Un beso enorme...
Ana

Veo muchos hermosos poemas en uno.
Previoso decir en tus versos.
Abrazos
Pikar

Agradezco, Pilar, tu paso por estos versos.
Un beso
Ana

Recuerdo haber hablado (por mensaje privado) contigo de las implicaciones de la licantropía, querida Ana.

Este poema es un constructo hermoso y mítico que sigue ahondando en el misterio de los instintos, en el extraño y a la vez comprensible idioma del lobo. Usas imágenes y combinaciones de imágenes muy cuidadas, muy integradoras del fenómeno.

Suscita y moviliza mucho este trabajo tuyo.

Felicitaciones y un gran abrazo.

Me gusta ese final de licántropos urbanos. Pero me quedo con esta estrofa:

La mente sabe de cenizas
que yacen sepultadas en las grietas
de los cuerpos desnudos del poema.

Un placer de lectura.
Abrazos.

Gracias, F.Enrique, por venir:

Un fuerte abrazo
Ana

Hallie:

Qué bello tu comentario. Me encanta el tema de la licantropía. Tanto la leyenda como el concepto alegórico de los instintos licantrópicos.

Es un placer saber que el poema te ha gustado.

Un beso enorme
Ana

Arriba con este hermoso e interesante trabajo, amiga Ana.
Abrazos.

Le has puesto ambiente, temática y paisaje a muchos poemas urbanos. En este caso el poema lo vistes de inquietud en un ambiente otoñal y misterioso. Lo he disfrutado. Un abrazo.

Ana,

me ha gustado este paseo por la ciudad con niebla. Me gusta el ritmo sentencioso que consigues a base de pareados. Pausa-texto-pausa-texto... Le dan un aire de caminante sosegado que se ajusta al tema como un guante. La métrica, muy cuidada, mayormente endecasílaba, contribuye también a la lectura atenta. Los detalles que eliges resultan eficaces y líricos, mantienen la cohesión del tema.

A mí me gusta.
Abrazos.