Editorial Alaire

Se escapa el mundo entre deseos,
sutil la palabra del destino,
tiniebla de un planeta que gira sin estrella
y va olvidando su voz, la que guardaba la sal de sus mares.

Mudo el sol,
las hojas se extravían
y un huracán de ideas agrieta los tejados.

Siento el inútil despertar,
Mientras…me seducen
los olivos a punto de cosecha, deriva que trasciende…

Oh tierra, que asoma indiferente…
y se duele en su propio latido.

La paz no es indiferencia,
aleja la ira del crepitar del fuego,
de los puñales que dejan un rastro de vencidos.
La paz no mira a otro lado
y dice cordura cuando el televisor desgrana imágenes
de hombres contra hombres,
haciendo a las arterias enemigas de la sangre.

Tú, yo, nosotros
con manos que se niegan a tocar el tambor de guerra,
y miran los rostros perseguidos por sombras de lobos heridos.

Decidí fluir.

Ya limpié mi garganta
y el huerto se hace espejo donde asoma la vida.
El viento asea el aire
que traslúcido dibuja cristales verdes,
en la savia de cada tallo.

Aquí despiertan las raíces.

Mientras haya una sola mano que escriba poemas como este, no puedo temer a las grietas en los tejados, en los embarcaderos, en las avenidas sin ruido...

Tu sensibilidad siempre suma y cobija, querida poeta.

Abrazos.

Hermoso e interesante trabajo, amiga Pilar.
Abrazos.

Hermoso y cristalino fluir querida amiga...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Hallie Hernández Alfaro escribió:Mientras haya una sola mano que escriba poemas como este, no puedo temer a las grietas en los tejados, en los embarcaderos, en las avenidas sin ruido...

Tu sensibilidad siempre suma y cobija, querida poeta.

Abrazos.

Gracias, querida amiga, por la generosidad de tus palabras.
Abrazos
Pilar

Pilar Morte escribió:Se escapa el mundo entre deseos,
sutil la palabra del destino,
tiniebla de un planeta que gira sin estrella
y va olvidando su voz.

Mudo el sol,
las hojas se extravían
y un huracán de ideas agrieta los tejados.

Siento el inútil despertar,
Mientras…me seducen
los olivos a punto de cosecha, deriva que trasciende…

Oh tierra, que asoma indiferente…
y se duele en su propio latido.

La paz no es indiferencia,
aleja la ira del crepitar del fuego,
de los puñales que dejan un rastro de vencidos.
La paz no mira a otro lado
y dice cordura cuando el televisor desgrana imágenes
de hombres contra hombres,
haciendo a las arterias enemigas de la sangre.

Tú, yo, nosotros
con manos que se niegan a tocar el tambor de guerra,
y miran los rostros perseguidos por sombras de lobos heridos.

Decidí fluir.

Ya limpié mi garganta
y el huerto se hace espejo donde asoma la vida.
El viento asea el aire
que traslúcido dibuja cristales verdes,
en la savia de cada tallo.

Aquí despiertan las raíces.

Telurismo sutil se destila en tu poema. Enorme, Pilar
Un abrazo

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo, amiga Pilar.
Abrazos.

Gracias, Rafel, por dejar tu presencia en estos versitos.
Abrazos
Pilar

Un poema de corte social, hermoso y necesario..

Me gust´o sobre todo esta estrofa de cierre:

"Ya limpié mi garganta
y el huerto se hace espejo donde asoma la vida.
El viento asea el aire
que traslúcido dibuja cristales verdes,
en la savia de cada tallo.

Así despiertan las raíces"

Todo un placer de lectura, Pilariña.

Un biquiño.

Lunamar Solano escribió:Hermoso y cristalino fluir querida amiga...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Gracias, querida amiga, por dejar tus gratas palabras.
Abrazos
Pilar

Reflexivos versos que me ha encantado leer. Felicidades por el poema y un abrazo.

xaime oroza carballo escribió:

Pilar Morte escribió:Se escapa el mundo entre deseos,
sutil la palabra del destino,
tiniebla de un planeta que gira sin estrella
y va olvidando su voz.

Mudo el sol,
las hojas se extravían
y un huracán de ideas agrieta los tejados.

Siento el inútil despertar,
Mientras…me seducen
los olivos a punto de cosecha, deriva que trasciende…

Oh tierra, que asoma indiferente…
y se duele en su propio latido.

La paz no es indiferencia,
aleja la ira del crepitar del fuego,
de los puñales que dejan un rastro de vencidos.
La paz no mira a otro lado
y dice cordura cuando el televisor desgrana imágenes
de hombres contra hombres,
haciendo a las arterias enemigas de la sangre.

Tú, yo, nosotros
con manos que se niegan a tocar el tambor de guerra,
y miran los rostros perseguidos por sombras de lobos heridos.

Decidí fluir.

Ya limpié mi garganta
y el huerto se hace espejo donde asoma la vida.
El viento asea el aire
que traslúcido dibuja cristales verdes,
en la savia de cada tallo.

Aquí despiertan las raíces.

Telurismo sutil se destila en tu poema. Enorme, Pilar
Un abrazo

Gracias, querido amigo, por tus amables palabras.
Abrazos
Pilar

Me ha gustado este trabajo, Pilar, con bellas imágenes como la de las arterias enemigas de la sangre. Saludos.

"Decidí fluir.

Ya limpié mi garganta
y el huerto se hace espejo donde asoma la vida.
El viento asea el aire
que traslúcido dibuja cristales verdes,
en la savia de cada tallo.

Aquí despiertan las raíces."

Muy bueno todo el poema, Pilar,
el cierre es belleza necesaria
para que los espíritus cansados, cómo el mío,
se recarguen de energía...
Un placer de lectura, compañera,un fuerte abrazo.