La gran evasión

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle

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Rafel Calle
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La gran evasión

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

El jardín es silencio de entraña y fealdad
de flor en duermevela,
memoria del estiércol y una esquela
de la razón: vivió de soledad.

Refugio del azúcar, orfandad
del clavo y la canela,
hoy pastel sin la guinda, bagatela
del sabor, sin cocer, al margen de su edad.

El oficio son flores,
la tarta es aventura. Y el tenaz artesano
es solo y pensamiento.

Pensar, ¡vil seducción!, tal los amores
que van y vienen, libre y cirujano
del sentimiento.

Y, sí, son cosas de la incomprensión
de lo esencial, jardines y pasteles
son tumultos que azuzan la evasión
de un solitario.
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John Garlic
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por John Garlic »

Interesante y original construcción poética que quiere ser soneto, pero no sometida a sus rigideces métricas. Me agrada, pero sobre todo cómo tratas el tema de la soledad.

Saludos cordiales, amigo Rafel.
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Rafel Calle
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amigo John, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gusta el poema.
Es soledad pero extraña en tanto que es una amiga o un cosmos de recogimiento. Y, bueno, no sé si se puede llamar soneto a esta combinación, lo dejo a gusto del lector.
Abrazos.
Pilar Morte
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Pilar Morte »

En este poema se siente la soledad, y lo hace con la calidad que siempre das a tus versos. Me gustó el poema. Felicidades.
Abrazos
Pilar
Hallie Hernández Alfaro
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

/

El jardín es silencio de entraña y fealdad
de flor en duermevela,
memoria del estiércol y una esquela
de la razón: murió de soledad.

La soledad del pistilo que comprende la soledad del hombre. Insomnio de flores que pasan, que efímeramente detienen su morada en las vallas del silencio.
Jardines de principado femenino que son cuidados por la masculina intencionalidad de la primera luz.


Refugio del azúcar, orfandad
del clavo y la canela,
hoy pastel sin la guinda, bagatela
del sabor, sin cocer, al margen de su edad.

La nata consiguiendo rotular la carencia, olvido del paladar en el beso.

El oficio son flores,
la tarta es aventura. Y el tenaz artesano
es solo y pensamiento.

El pensamiento tan vivo como el corazón del humano, tan lleno de voltajes, tan en diferido con respecto a los cielos que nos miran.

Pensar, ¡vil seducción!, como las flores
que van y vienen, libre y cirujano
del sentimiento.

Es patrimonio del hombre su mapa cognitivo, en él escribimos los mandatos de la mente. El alma reclama con paciencia su naturaleza superior.

Y, sí, son cosas de la incomprensión
de lo esencial, jardines y pasteles
son tumultos que azuzan la evasión
de un solitario.

Esta estrofa final llega con mucha fuerza.
Hogar de flores, azúcar fácil.
Trampas de la superficie, anorexia de la felicidad.


Seguimos, querido amigo; abrazos.


/
"Algo, en este tan vasto como innecesario universo,
ha de tener sentido: ninguna ecuación diferencial
siente. Pero, se sabe, en el principio
fue dicho: hágase la luz; y abrimos los ojos."


Sub-jectum, Julio Bonal
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Rafel Calle
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Muchas gracias, amiga Pilar, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema. No sé si se puede llamar soledad a la necesidad de vivir en una especie de burbuja o un refugio para escapar de aquello que no se acaba de comprender de la vida y de la muerte.
Abrazos.
Rosario Martín
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Rosario Martín »

Has llenado de versos las primeras hojas del otoño
y harán un hermoso vuelo poético.
Me ha encantado, Rafel,un placer de lectura.
Un abrazo, compañero.



Seguramente sea porque lo mío no es recitar,
ni tampoco leer;) pero en el primer verso:
"El jardín es silencio de entraña y fealdad"
cuando llego a "de entraña" me quedo atascada,
y, naturalmente, estoy convencida que es problema mío o de la Ñ:)
sólo lo comento como algo anecdótico.
Otro abrazo...
Valle Oncina
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Valle Oncina »

Yo creo que se le puede llamar soneto polimétrico, creo que así llamaron a esta estructura y bastante acertadamente.
Es un buen soneto, Rafel, me ha gustado.

Evasión con jardines y pasteles. Me deja esa idea flotando.

Saludos.
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J. J. Martínez Ferreiro
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por J. J. Martínez Ferreiro »

El jardín como lugar de soledad y silencio, hermoso y colorido pero también lugar de reciclaje y putrefacción.

Muy original esta apuesta tuya, Cheif. Y como era de esperar toda una clase magistral de ritmo y técnica poética.

Un abrazo, colega.
"Yo es otro" (Arthur Rimbaud)
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Lunamar Solano
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Lunamar Solano »

Profundidad emotiva y palpitante querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy
"Desde lo más simple surge la Esencia"
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Óscar Distéfano
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

La gran evasión

El jardín es silencio de entraña y fealdad (verso 1)
de flor en duermevela,
memoria del estiércol y una esquela
de la razón: murió de soledad.

Refugio del azúcar, orfandad (verso 5)
del clavo y la canela,
hoy pastel sin la guinda, bagatela
del sabor, sin cocer, al margen de su edad.

El oficio son flores,
la tarta es aventura. Y el tenaz artesano (verso 10)
es solo y pensamiento.

Pensar, ¡vil seducción!, como las flores (verso 12)
que van y vienen, libre y cirujano
del sentimiento.

Y, sí, son cosas de la incomprensión (verso 15)
de lo esencial, jardines y pasteles
son tumultos que azuzan la evasión
de un solitario. (18 versos)


COMENTARIO SOBRE EL CONTENIDO

Me he propuesto llevar a cabo este pequeño estudio (absolutamente personal, derivado de mi formación autodidacta), de este poema de Rafel Calle porque; primero: me ha provocado un estremecimiento poético y; segundo: he recibido una lluvia de detalles técnicos de composición, que ha calado en mi acervo poético y ha insuflado mi entusiasmo, mis ganas de reconciliarme con lo clásico, con lo tradicional para, a partir de esa base, comprender y aceptar la evolución de la poesía en un sentido genuino (que la consecuencia sea la revelación de una causa verdadera; que las ramas sean del mismo árbol, y no plantas parásitas adheridas a un tronco extraño).
Debo aclarar que el estremecimiento o, si se quiere, el sobrecogimiento, ha surgido en mí no solo por el contenido del poema, sino por el conjunto, por el corpus, por visualizar el poema como un bloque admirable, donde el contenido y la forma se muestran indisolubles. (Cualquier cambio que se intente realizar sobre la forma destrozará la obra).
El contenido, desde luego, sin ser una idea original, es una explosión de la imaginación, una gnosis. Contiene una fuerte dosis del concepto de tempus fugit, tema ya tratado por bastantes poetas a lo largo de los siglos; pero, aquí hay algo nuevo, como una enseñanza enigmática, cuya génesis auténtica percibimos, pero no podemos determinar con precisión en qué estadio interior se ha originado. Esencialmente, creo que trata sobre la desolación existencial; esa mirada apagada de las cosas, del mundo, ante el tiempo que todo lo mata y lo destruye, sobre la vida vivida y la proximidad de la muerte; y también, su consecuencia en el espíritu: la soledad, la atroz conciencia del laborioso jardinero con su jardín en ruinas. La soledad atrapada en el callejón sin salida de la mansedumbre vital.
Quiero ahondar un poco más en el tema del hermetismo y el “secretismo” deliberado. Soy consciente que el hermetismo y la oscuridad de un poema, en cuanto a su mensaje, no anula el valor de un poema. Puedo leer un poema que me seduce pero que me resulta ininteligible (o de difícil acceso al sentido del mismo). Es como si el poema, por más que lo leyeras veinte veces con total concentración, se resistiera al proceso de aprehender el mensaje o la polisemia de mensajes.
Lo que a mí me sucede es que, al encontrarme frente a este tipo de poemas (dentro de los cuales incluyo este admirable trabajo del compañero Calle, aunque en un pequeño porcentaje), es que me convierto en un lector que hace el papel de un segundo autor, pues construyo mi propio significado del discurso poético. Supongo que este fenómeno tampoco es algo nuevo, y que los lectores de poesía de todas las épocas han “creado” su propio poema sobre el poema que está leyendo. Lo que tal vez sea algo más moderno es el hecho de que no se trata solo de una interpretación, sino además, de una ampliación que ni el autor lo hubo imaginado. Para concluir con este detalle analítico enfatizo que el contenido del poema aquí estudiado no me resulta una oscuridad insalvable, sino solo en algunos pasajes donde el simbolismo se presenta muy personal. Pensé charlar con el autor sobre algunos de estos puntos, antes de editar este trabajo; pero, luego me dije, que es desagradable explicar un poema (todos sus elementos de trasmisión o comunicación deberían estar contenidos en el poema), y decidí dejar mis emociones así como están. Por otro lado, es positivo que un poema guarde algo de misterio que nunca sea revelado. Lo odioso son los poemas que, siendo ambiguos, carezcan de la gracia de hechizar.

En el planteo argumental existen las alegorías referidas a la jardinería y a la gastronomía, donde ambas se enlazan para crear una realidad nueva y sorprendente.

Referente al título del poema, me parece muy acertado. Abre en la mente lectora un mundo que se acerca bastante a la idea que abarca el poema.

Estimado, Rafel: siempre creí en tu poesía, porque se encuentra libre de gérmenes egoístas y de la viciosa sacralización de la voz poética (ese deseo estúpido de buscar el aplauso). Este poema es un ejemplo de naturalidad que conquista lo brillante: un trabajo hecho con humildad, despojado de cualquier inclinación vanidosa. Y esto es lo que caracteriza a los poetas verdaderos, auténticos. Creo, sinceramente, que con este trabajo nos has dado una cátedra de “conducta creadora poética”. El poema entero está como para exigir una canción o una escultura y, casi con seguridad, para inspirar otros poemas. Es una obra de mucha potencia semántica, muy bien desarrollado. La lectura es ágil, con un ritmo exquisito en base a versos imparisílabos y acentuaciones variadas que explicaremos y criticaremos con mayor detalle. Al menos esto es lo que yo aprehendí.


COMENTARIO SOBRE LA FORMA

Para el propósito de hablar sobre el entramado formal del poema, haremos primero una escansión de los versos, precisando las sílabas acentuales, ya que existen cuestiones que deseo abordar en este campo. Citaré solo los primeros acentos silábicos de cada verso, dando por descontado que los acentos fundamentales son repetitivos, dándose por hecho que existen).

El jardín es silencio de entraña y fealdad (7+7, alejandrino, con acentos en 3ª y 2ª)
de flor en duermevela, (7, heptasílabo, con acento en 2ª)
memoria del estiércol y una esquela (11, endecasílabo heroico, acento en 2ª)
de la razón: murió de soledad. (11, endecasílabo sáfico corto, acento en 4ª)

Refugio del azúcar, orfandad (11, endecasílabo heroico)
del clavo y la canela, (7, heptasílabo con acento en 2ª)
hoy pastel sin la guinda, bagatela (11, endecasílabo melódico)
del sabor, sin cocer, al margen de su edad. 7+7, alejandrino)

El oficio son flores, (7, heptasílabo con acento en 3ª)
la tarta es aventura. Y el tenaz artesano (7+7, alejandrino, con acentos en 2ª y 3ª)
es solo y pensamiento. (7, heptasílabo, con acento en 2ª)

Pensar, ¡vil seducción!, como las flores (11, endecasílabo heroico, acento en 2ª)
que van y vienen, libre y cirujano (11, endecasílabo heroico, acento en 2ª)
del sentimiento. (5, pentasílabo)

Y, sí, son cosas de la incomprensión (11, endecasílabo impropio o minori, acento en 2ª y 4ª)
de lo esencial, jardines y pasteles (11, endecasílabo sáfico corto, acento en 4ª)
son tumultos que azuzan la evasión (11, endecasílabo melódico, acento en 3ª)
de un solitario. (5, pentasílabo)

Antes de entrar en detalles técnicos, quiero decir que este texto poético es, para mi modo de ver, la variante de un soneto clásico (con estrambote y todo).

Hay una “rebeldía” que se manifiesta exhaustivamente en la extensión métrica de los versos, en la polimetría (es la aplicación de la fórmula del verso libre imparisílabo en un soneto irregular). Este poema ha borrado el límite formal entre el verso libre y el clásico. Ha hecho desaparecer la frontera, dejando libre el paso.

Otro detalle notorio es la variedad acentual que se emplea; es decir, los acentos silábicos que cambian de verso a verso sin obedecer los acentos uniformes que aconsejan los preceptos. Para mí este hecho no es un defecto sino una virtud (toda vez que el poeta le encuentre la armonía que impacte), ya que repetir el mismo esquema acentual convierte muchas veces el ritmo en una música monótona. Más bien, creo que la combinación acentual (la infinita libertad de las aves dentro de un espacio natural) es una de las razones de la exquisitez melódica y lo que ha llamado gratamente mi atención.
Para concluir este tema de los lugares acentuales optar por uno u otro criterio es igualmente correcto. Personalmente creo que es preferible la variedad acentual, consciente de que se trata de encarar un riesgo: la obra puede resultar un triunfo de la complejidad como un bodrio caótico.

La fluidez de los versos es notoria, lograda fundamentalmente sobre la base del ritmo imparisílabo y la sabia disposición versal en la polimetría. Teniendo en cuenta que el verso alejandrino está compuesto por dos heptasílabos, contamos en el poema 10 versos de esta longitud, como así también 9 endecasílabos, que crea una proporcionada conglomeración de versos ágiles y graves. Si bien existen tres acentos contrarrítmicos que pude detectar (en los versos 1º, 12º y 15º), ello no influye para nada en la cadencia; más bien, crean cierta travesura armónica, ya que escapan con gracia de la acentuación doctoral, para enfatizar el carácter de “verso libre” del soneto. Otro detalle: tengo la presunción de que la profusión de palabras agudas a lo largo del poema (detalle que me llamó positivamente la atención) incide también en esa fluidez a la cual me refiero. Las palabras agudas que, por cierto, redoblan la intensidad de la voz en la última sílaba, crean, además, un silencio más prolongado en la entonación, por el hecho de que una sílaba se encuentra tácita pero reconocible en el verso. Repito: el recurso de la abundancia de palabras oxítonas me resulta un gran acierto del autor; y quiero creer que es algo original (yo, al menos, no he leído nunca un poema con esta característica. He contado que el poema tolera por lo menos 16 palabras agudas en 18 versos, más bien cortos que largos).

También quiero referirme a la rima. En efecto, dejando de lado ambos cuartetos primeros, a cuyas rimas no encuentro objeción sino, más bien, un buen ejemplo de buena rima oxítona, me encuentro con la repetición de la palabra “flores” en finales de versos. Debo confesar que la repetición de vocablos en un poema, en cualquier lugar y a cualquier distancia, siempre me ha parecido un empobrecimiento semántico del corpus (siempre y cuando la repetición no se utilice como un recurso verdaderamente justificado). Y, aquí, además de las “flores” en rima, ubicamos otra palabra “flor” (aunque en singular) en el verso 2º. Lo más probable es que se haya llevado a cabo de ex profeso (en cuyo caso no le encuentro un verdadero motivo); sinceramente, no le encuentro razón a este desbordamiento, a este exceso repetitivo.
Luego, en el último cuarteto, nos hallamos frente a la sorpresa del último verso sin rima, sostenido musicalmente por la asonancia que hace con dos sonidos consonantes: “artesano” y “cirujano”, hecho que me provoca criterios encontrados. Por un lado, mi demonio de las normas quiere condenarlo; mientras que por el otro, la voz de un dios moderno me dice que es una idea plausible, una idea rebelde con causa, un injerto exitoso en el “bello jardín” de este poema.

Estimado, compañero Rafel: ha sido gratificante para mí haber encontrado tu poema. Ha resultado como un bálsamo para mi espíritu que se encontraba algo decaído, debido a las arenas movedizas donde a veces caigo durante mi búsqueda. Se te agradece.

Un abrazo grande, y sigamos con los llamados de la intuición con el control de la razón.
Óscar
Última edición por Óscar Distéfano el Mar, 09 May 2023 1:23, editado 2 veces en total.


La compasión es la manifestación civilizada del desprecio.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
Armilo Brotón

Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Armilo Brotón »

¿Qué se puede decir después del generoso comentario de Óscar a este gran poema? Difícil me lo ha puesto ¡rediós! A nivel técnico y formal no ha dejado resquicio para el aporte; coincido totalmente con lo que ha dejado escrito. Muy preciso y bien estudiado el entramado rítmico, me quedo con la idea evolucionista de imbricar la base clásica con los nuevos conceptos de versificación. Aquí queda claro hacia dónde va un posible y creativo destino.

A mitad de camino entre la forma y el contenido destaco su carácter simbolista. Y digo a mitad de camino porque el símbolo es una figura retórica de primer orden y juega un papel fundamental en el lenguaje rítmico-literario y, además, deja abierta la imaginación a la comprensión del texto, dando así profundidad a la obra. Es una figura arriesgada y manejarla bien es difícil pues a determinados lectores no les agrada por el trabajo que requiere de lectura.

Cuando están bien estudiados, dentro de la obra, en cuanto a su colocación estratégica y claves, como este es el caso, nos llenan de satisfacción.
Jardines y pasteles son los dominios símbolos que se refuerzan y generan un campo semántico a su alrededor.
Jardines: flor, estiércol, seducción, tumulto; destrucción y muerte, reciclaje de la materia orgánica.
Pasteles: azúcar, clavo y canela, bagatela, guinda, aventura; finalmente lo que representa lo cotidiano.

Frente a ellos se coloca el personaje poético que busca el desprendimiento de lo inmediato y quizás superfluo que representan los anteriores símbolos; busca observación desapasionada, alejamiento para una comprensión intuitiva de las cosas. Busca refugio en la soledad sonora de su yo.
Hace falta esto de vez en cuando para resituarse en un mundo cada vez más ruidoso. La clave está en el título.
La tensión lírica máxima del poema se consigue cuando entra el pensamiento a discernir lo que es cada cosa. ¿Es ineludible? ¿Es por nuestro concepto dual del ser? Quizás.

Un poema memorable, felicitaciones amigo.
Abrazos
Ignacio Mincholed
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

No diría que es un poema de secretismo como apunta Óscar (siempre observador caminando en los dos lados de los versos, abiertos y cerrados). Creo que es más una invitación meditada, una convocatoria al lector para que desmenuce cada idea; una vez que se ha dado una pista de hacia dónde va el objeto del poema. Una convocatoria a la complicidad en un juego de sutilizas perfectamente apuntadas.
Es un poema complejo, medido en la sugerente complejidad de cada concepto, intencionadamente entreabierto como las puertas de los jardines cubiertas de enredaderas aromáticas. Todo un acierto.

Felicidades Rafel. Un fuerte abrazo.
Ignacio
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Rafel Calle
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Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Hallie Hernández Alfaro escribió:/

El jardín es silencio de entraña y fealdad
de flor en duermevela,
memoria del estiércol y una esquela
de la razón: murió de soledad.

La soledad del pistilo que comprende la soledad del hombre. Insomnio de flores que pasan, que efímeramente detienen su morada en las vallas del silencio.
Jardines de principado femenino que son cuidados por la masculina intencionalidad de la primera luz.


Refugio del azúcar, orfandad
del clavo y la canela,
hoy pastel sin la guinda, bagatela
del sabor, sin cocer, al margen de su edad.

La nata consiguiendo rotular la carencia, olvido del paladar en el beso.

El oficio son flores,
la tarta es aventura. Y el tenaz artesano
es solo y pensamiento.

El pensamiento tan vivo como el corazón del humano, tan lleno de voltajes, tan en diferido con respecto a los cielos que nos miran.

Pensar, ¡vil seducción!, como las flores
que van y vienen, libre y cirujano
del sentimiento.

Es patrimonio del hombre su mapa cognitivo, en él escribimos los mandatos de la mente. El alma reclama con paciencia su naturaleza superior.

Y, sí, son cosas de la incomprensión
de lo esencial, jardines y pasteles
son tumultos que azuzan la evasión
de un solitario.

Esta estrofa final llega con mucha fuerza.
Hogar de flores, azúcar fácil.
Trampas de la superficie, anorexia de la felicidad.


Seguimos, querido amigo; abrazos.


/
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Muchas gracias, amiga Hallie, tú siempre tan atenta con mis humildes aportaciones, en este caso un poemilla que pertenece a la saga del simbolismo con la que ahora me hallo en plena faena.

Verás, en esta ocasión trato de empezar por el final o, por así decirlo, no descubrir mis intenciones hasta el final.
No es falta de felicidad, no es necesidad vital de un enamoramiento, siquiera es soledad puesto que no puedo estar más acompañado. Supongo que es la tercera edad que me llama al entendimiento. Y, yo, sinceramente, no entiendo nada. Menos mal que me he ocupado de vivir lo mío, porque lo que viene no es que sea el paraíso.
En fin, nada grave, solo que me estoy haciendo a la idea del hombre que fui y que pretende seguir siendo; siendo sí, pero por lo menos útil.
Abrazos.
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Rafel Calle
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Ubicación: Palma de Mallorca

Re: La gran evasión

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Has llenado de versos las primeras hojas del otoño
y harán un hermoso vuelo poético.
Me ha encantado, Rafel,un placer de lectura.
Un abrazo, compañero.

Seguramente sea porque lo mío no es recitar,
ni tampoco leer;) pero en el primer verso:
"El jardín es silencio de entraña y fealdad"
cuando llego a "de entraña" me quedo atascada,
y, naturalmente, estoy convencida que es problema mío o de la Ñ:)
sólo lo comento como algo anecdótico.
Otro abrazo...
......................................................................................
Muchas gracias, amiga Rosario, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Sí, es posible que tengas razón con el primer verso, probablemente se puede mejorar; he querido arriesgar con la mezcla de factores, la eñe, la terminación aguda, el encabalgamiento... En fin, si se te ocurre algo, no me importaría pensar en cambiarlo.
Abrazos.
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