Editorial Alaire

Este poema es un regalo dominical para Miguel y la Corporación en pleno. Lorca dijo "somos un pueblo triste, un pueblo estático"; el Amor y la Muerte, el Dolor y la Pena se unen en el cante jondo o algo parecido. Falla estuvo un poco "peleao" con el flamenquito. Pero a ti y a mi, Miguel, nos mola la pasión que hay en en el cante y en la poesía. Te brindo este poema, maestro.




Si intento olvidar,
recuerdo los sabores del pasado.
Si intento recordar, olvido los olores, tu pasado.

Hoy la luna viste de amarillo mi sueños
cuando pienso en tu cuerpo confundido con el mío,
cuando veo pasar los momentos en que tu sueño era el mío.

No quiero creer que las noches fueron días,
y ahora la luz es oscura,
no quiero creer que la tristeza fue alegría,
y ahora tu canto es negrura.



No quiero pensar que el sol era negro
y la lluvia tan seca,
que las flores eran piedras
y la verdad mentira.

Si intento no recordar los segundos con tu cuerpo,
duermo en los días donde el mar está seco.

Si intento no pensar los minutos con tu cuerpo,
muero en los lugares donde el silencio es tan cierto.

No quiero mirar los soles de tu corazón tan sereno,
no quiero cantar los versos de este poema eterno.


No quiero reír al tiempo que llora por dentro el recuerdo,
no quiero llorar tus risas que ahogan mis tristes sueños.




No quiero, ¡No! No quiero.


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Un excelente aporte, estimada poetisa, lo malo de estas cosas, es que pese a no querer, terminamos por asumir la realidad aceptando la senda que el destino nos marca.
Enhorabuena.

Es un poema muy hermoso, Ana, es como si lo estuvieras guardado en el pecho hace tiempo y se te escapó sin querer, como un suspiro antiguo de los que llegan y se repiten y nos derriten la voluntad de seguir....Muchos abrazos y felicitaciones.

Dicen, Antonio, mi abuela, la andaluza, al menos lo decía que llevamos el destino escrito en la palma de la mano. Muy agitanada ella que le daba al café como si no hubiera un mañana.
Endulzamos la realidad con los poemas. Así huimos de ella un poquito.
Gracias por pasar y dejar tu comentario.
Un abrazo.

Llevo ese cantar en la sangre, aunque mi voz sea una chufla. Te cuento una anécdota: yo, queriendo emular a la abuela de la que hablo con Antonio, solía cantar sus saetas con un sombrero en la mano (tengo una foto por ahí guardada). Ella me decía: niña, no cantes más, que parece que te están degollando.
¡Qué le vamos a hacer! No tengo ese don.
Un abrazote, Marius.

Si el cante jondo ríe y llora al tiempo, tú has conseguido la emoción de su canto en este sentido y logrado poema. Me gustó mucho.
Abrazos
Pilar

Mi querida gitana, es un poema con un aroma exquisitamente Lorquiano. Sabe, huele, se toca el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías: "Que no quiero verla". Qué hermosos y sentidos versos. A menudo tus mejores creaciones están impregnadas de este aire tan nuestro. Debe ser influencia de tu abuela andaluza, seguro.
Sabes que me gusta mucho el cante jondo, el grito profundo del hombre que con tanto acierto y sentir has reflejado en estos versos. Hermosas referencias intertextuales, que tanto me gustan, jalonan tus palabras; hermosas imágenes que llenan mi alma de nostalgia patria e impregnan esta olla con olor a hierbabuena.
Ya la mesa está servida:
—¡Tabernero! Sírvale una manzanilla a la señorita con una tapita de jamón y queso. Dele una patadita al monte de los olivos y nos sirva unas aceitunas gazpachadas.
Que suene la seguirilla de Silverio en honor de este poema.
¡Qué honor tu regalo de domingo! Emocionado.
Un besazo y buen domingo

El dolor y la risa hermanadas por todo el flamenco. Fusión de artes, Pilar. Gracias por venir a mi patio un ratito.
Un beso.

Tenía mucho arte la abuela. Te hubiera caído muy bien por su cante, su gracejo o sus ocurrencias. Sí, sé muy bien lo que te gusta, por eso nace este regalo dominical.
Me alegra saber que he atinado y que te ha hecho feliz el poema, Miguel.
Un besazo, el domingo ha mejorado.

Me ha encantado tu poema, me parece magnífico. Es puro sentido y sensibilidad y corazón saliéndose del pecho.
Enhorabuena por tan inspiradas letras.
Un abrazo.

Pues sí señora, para ponerle música.

Te imagino a ti y a la corporación en pleno guitarra en mano, sobre el tablao.

Buen poema y buen regalo para el perro verde de Tigana.

Un abrazo.

Cante y poesía, desde adentro y dedicado.
Se parten los silencios cuando la voz arranca y queda el sentir desnudo.
Poema con mucho duende, Ana.
Un saludote desde esta tierra de naranjos y olivos.