Editorial Alaire

Estatua

Durante mucho tiempo fui una estatua
en medio de una calle oscura y triste
rincón de una ciudad que nadie mira ya.
Con el nombre borrado en la placa oxidada,
yo tampoco me acuerdo de quién fui.

Allí, petrificada por el miedo,
contemplaba vehículos y gentes
que pasaban con prisas , como las estaciones,
solo para dejar sus cicatrices
en la piedra cobarde que me aislaba.

Un día, un vendaval me procuró su impulso
y conseguí mover mi esqueleto herrumbroso .
Atravesé la calle y huí aunque arrastrando
conmigo los fragmentos de mi pesado anclaje.

Nadie se ha dado cuenta de que la gris figura
hace años que falta.

Seguro que muchos se dieron cuenta que faltaba tu presencia. Me gustó leerte.
Abrazos
Pilar

Con sugerente melancolía me llega el mensaje de este poema que has escrito ángeles y que disfruté leyendo

saludos

rafael

Sensible melancolía que desnuda instantes que marcaron el caminar del alma querida amiga...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Bello e interesante trabajo, amiga Ángeles.
Abrazos.

Ángeles,

me gusta el poema, amiga. Me gusta la manera concreta y bella cómo cuentas la historia. Una estatua se larga y nadie se entera. La analogía da para múltiples interpretaciones, queda abierta para que el lector aplique la más conveniente a su emoción.

Me gusta.
Una abrazo.

Gracias a todos por sus comentarios. Me alegro de que les haya gustado.
Si he logrado que cada lector saque sus propias conclusiones sobre la historia , me da mucha satisfacción.
Un fuerte abrazo.