Editorial Alaire

¿Es el ser humano acaso
como la azarosa piedra
que cae a la Tierra y medra
sumiéndola en el ocaso?
Si es así, ¿no es el fracaso
de una especie pensadora
que, ciega, no ve la hora
de controlar el progreso
depredador y confeso
de una herencia aterradora?

Porque acabado el camino,
con los pies hechos de fuego,
no habrá tiempo para el ruego
y sí para el desatino.
Mas si está escrito el destino
de la quiebra del planeta,
espanto siente el poeta
ante tamaña locura
que envía a la sepultura
a la humanidad completa.

¿De una extinción fulminante,
por donde acaba el camino
y conjetura el destino,
puede el mar ser detonante?
Cual avalancha aberrante
el mundo aniquilaría
y en su faz no quedaría
quien evocara de un beso
su abrasador embeleso
y de la flor su armonía.​

Y enterrada la esperanza
en un mundo sin salida,
al sol un cielo suicida
negaría su confianza.
En el fiel de la balanza,
restos de amantes a un lado
y al otro, un hierro oxidado
respondería a fricciones
de huracanes bravucones
con suspiro enamorado.

¿Tarde es ya para luchar
contra el verdugo de mares
y afrontar los avatares
de un clima que va a cambiar?
De momento, a protestar
la juventud de este mundo
en peligro y errabundo
se ha lanzado activamente
para lograr que fermente
un porvenir más fecundo.

Buena entrega, John; creo que no es tarde, que los humanos pueden revertir la carencia de sus obras.
Me gusta como el poema va cayendo en versos sólidos y cautivadores.

Felicitaciones sinceras, gracias por compartir.

Sensibles y colmados de fortaleza reflexiva tus versos...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Aplausos prolongados para estas brillantes Décimas, producto de una no menos brillante inspiración.

Amigo John:
Te felicito por este trabajo que, además de mostrar la hermosura del lenguaje literario y la gran musicalidad de la décima, propone un mensaje de aterradora actualidad. Creo que tu poema bien podría servir para iniciar la jornada en los centros de enseñanza; incluso más, pienso que debería acompañar el desayuno de toda nuestra sociedad. A ver si aprendiéndonos tu poema de memoria, seríamos capaces de concienciarnos de la que se nos viene encima.
Si te parece, podemos recitarlo en Tarazona, como penitencia..., eso sí, entre trago y trago de un vino de la tierra.
Abrazos.

Has conseguido un buen poema tanto en su fondo como en su forma. Buena reflexión y denuncia. Un abrazo.

Unas décimas de rigurosa actualidad, John:

Nunca es tarde para comprometerse con el mundo.

Felicidades
Un beso
Ana

La poesía es arte, y también denuncia . Me gustó tu poema que, además de hermoso, conciencia al lector del problema tan grave de la tierra. Felicidades.
Abrazos
PIlar

El hombre, verdugo del hombre y de todo un planeta. Así es esta especie que también, y tan poeticamente, es el centro de estas magníficas décimas.
Todo un placer leerlas.
Un abrazo John.