Editorial Alaire

Mi tía Ana cuidaba mucho de su sombra.
En los veranos, la peinaba cada atardecer
cruzando un campo de trigo.
A veces seguía sus pasos disimuladamente;
a mis doce años de apoyarme en la orfandad de los recuerdos,
tenía doce sanguijuelas del tiempo pegadas a mi rostro
en un campo de trigo,
fascinado por las amapolas y por los labios de un rojo imposible de mi tía Ana,
por lo menos , recuerdo una oración de sanguijuelas.
Hay una infancia nunca vivida
que es álgebra del miedo a desconocerse
tanto como para hacer huelga de latidos;
hay el hielo frágil y liviano
de las márgenes del tiempo,
donde la desventura se vuelve diamante
que se derrite
entre seísmos de silencio.
Aquí todo es
ritmo de muerte,
kilómetros de rosas en un solo párpado
cuando los espejos dormitan
en su histeria de plata, en su cráter de instantes derribados.
Hielo derretido de sanguijuelas,
hielo de sanguijuelas derretido
porque nacen palabras muertas de palabras muertas
y los ríos padecen la memoria crucificada
de una piedra de mechero.

Mi tía Ana querría que su sombra fuera una oración de sanguijuelas
y me decía que le pegara con un látigo,
y yo, a mis doce años, imaginaba que las sanguijuelas también lloran
y escribía sobre las paredes de mi alma un verso:
aquí, la luz es una oración de sanguijuelas.

Mira que te he leído poemas, pero nunca dejas de sorprenderme. Este poema es pura e inmediata satisfacción, ingenio en carne viva. Toda una gozada, amigo, que aplaudo a rabiar, así se me salte la piedra del mechero.
Mi enhorabuena.
Un fuerte abrazo.

Jo, Marius, qué despliegue de imaginación para mostrar un poema soberbio. Lo he leído tres veces para empaparme de la verdad y belleza que transmiten tus versos. Felicidades.
Abrazos
PIlar

Ya me gustaría decirte algo más allá de "genial"
y aportar algún beneficio a tu poema, marius,
pero lo cierto es que me quedo sin palabras
y me limito a disfrutar.Gracias...
"y los ríos padecen la memoria crucificada
de una piedra de mechero."
Me guardo ese verso en el bolsillo
y te dejo un abrazo, compañero,feliz otoño.

Tu tía Ana era inteligente,
yo también cido de mi sombra, ya sabes que me encanta
la miro muchas veces cuando camino sola,
y así camino muchomejor, más recta
y de forma más elegante, pero tengo que esfuerzarme,
soy patosa jaaj

Mi tía Ana cuidaba mucho de su sombra.
En los veranos, la peinaba cada atardecer
cruzando un campo de trigo.

Y como a ella también me encanta que me peinen,
bueno que me peinen no tanto,
que jueguen con mi pelo
ya sabes que lo tengo muy largo
como pocahontas jaaj

Y me encanta que me aparten el pelo de la cara cuando un mechón rebelde te molesta,
sobretodo cuando vengo cargada del súpèr con una bolsa en cada mano y
y entonces el viento me pone juto un mechon tapándome los ojos, y la boca y la nariz
y me molesta mucho, y con suerte Cecilia va a mi lado,
y se lo digo. por favor, apártame el pelo de la cara, y qué gustazo tan grande jaajç

Y así. Y me gustan las piedras, tanto como a ti, los dos tenemos piedras de recuerdo.
Recuerdo donde están colocadas las tuyas. Te regalaré algún día una preciosa, pintadas por mi madre.

Milbesos.

Voy a por mi varita mágica, convierto sanguijuelas en mozzarelas, pan de pita y mamaliga y en lagonstinos, pero para comer con cuchillo y tenedor, así tiene que ser.
Ya sabes que soy maga, meiga y muy maja (emoticono capulla).

Magistral. Una bellísima lección de poesía.
Mi enhorabuena, amigo Marius.
Abrazos.

Vayan con mis saludos, mis felicitaciones, Marius. Abrazo y salud.

Felicitaciones y aplausos, Marius:

Me ha encantado tu sorprendente poema.

Un beso
Ana

Siempre hermoso encontrarme con tu visión mágica de la realidad que traduces en hermosos versos para deleite de tus lectores.
Siempre encuentro una metáfora para el recuerdo, un olor que no me es ajeno, un sabor agridulce de mano amiga.
Mi gran abrazo hasta London city Marius

Extraordinario, querido amigo; ovación cerrada y sostenida.

Abrazos.

Muy bueno, Marius. Tu creatividad no tiene límites. Un abrazo.

Destaco ese final, Marius. Inesperado y muy original. Es lo que más me gusta de todo el poema.

Mi tía Ana querría que su sombra fuera una oración de sanguijuelas
y me decía que le pegara con un látigo,
y yo, a mis doce años, imaginaba que las sanguijuelas también lloran
y escribía sobre las paredes de mi alma un verso:
aquí, la luz es una oración de sanguijuelas.

Yo nunca me ocupo de mi sombra.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias, querid@s amig@s, me alegro que os ha gustado el poema, gracias por leer y hacer sentida vuestra valiosa presencia. A veces, por falta de tiempo y, debido a mi estilo de vida, me es difícil responder a cada comentario por separado, pero os aseguro que cada comentario que leo lo valoro individualmente, y me llena de alegría. Mis abrazos sinceros.

Aquí todo es
ritmo de muerte,
kilómetros de rosas en un solo párpado
cuando los espejos dormitan
en su histeria de plata, en su cráter de instantes derribados.
Hielo derretido de sanguijuelas,
hielo de sanguijuelas derretido
porque nacen palabras muertas de palabras muertas
y los ríos padecen la memoria crucificada
de una piedra de mechero.

Impresionante estampa de infancia en la que se proyectan profundas y alargadas sombras. Los campos de trigo me han recordado ciertos pasajes de la mía.

Simplemente magnífico, Marius. Mis aplausos a tu inspiración.

Abrazos, querido amigo.

Como siempre Marius "entrando en la madre poética"

qué decir de este impagable inicio

"Mi tía Ana cuidaba mucho de su sombra.
En los veranos, la peinaba cada atardecer
cruzando un campo de trigo.
A veces seguía sus pasos disimuladamente;
a mis doce años de apoyarme en la orfandad de los recuerdos,
tenía doce sanguijuelas del tiempo pegadas a mi rostro
en un campo de trigo"

Todo un placer de lectura

Un fuerte abrazo, POETA.