La sabiduría es lo infinito de la poesía
El saber es el arte del que facilita las respuestas.
En mi poesía no verán jamás a Dios.
No ha sido una amenaza, ni un insulto.
Es lo que me sale.
No puedo amputarme la poesía que nadie entiende,
porque nadie podría jamás ayudarme para hacerle el torniquete.
Corazón, roto, descosido, el sol, a la sombra del muro.
Soy más sensible de lo que aparento.
Es más, soy ultrasensible.
¿Qué cara debo pues, mostrar al mundo?
¿Muecas?
Muchos intentan enseñarme cosas.
Lo cierto es que nada saco en claro de todas ellas.
Pero... ¿Cuánto duraría yo en mi mundo de muecas?
Quien dice muecas, dice dos caras -el más difícil todavía-.
Quien analiza las conductas de las personas no tiene porqué ser psicólogo, ni que llevar un libro de Petete.
Tampoco pautas sobre cómo deshacer lo que siento.
Es difícil, pero no imposible.
Yo siempre escribo para ayudar, desde mi propio prisma.
Así es como la población "aprende" a convivir.
No soy tendencia, porque mis intenciones están en entredicho
-O sí. Es decir, soy la moda más evidente, ya que no tiene lógica rechazar su realidad. Puedo tener dos realidades entre manos. ¿Por qué no?-.
Mi realidad es que no existe. No nada, ni yo, ni nadie en concreto. Ni siquiera Dios.
Mi realidad no existe, con lo cual las preguntas resultan vacías, y mis respuestas son pasto de letrina.
Mi realidad no existe.
Pensamiento cero.
Lo cual quiere decir que no tengo pérdida.
"Hay tantos caminos para llegar a Dios como para penetrarle.
Nada trascenderá mis cinco sentidos.
Me he posicionado en todos los bandos posibles.
No vivo porque sin mi poesía -hecha a la medida del secretismo-, ustedes no serían capaces de quedar en babia.
No escondo ni una sola respuesta, pueden seguir buscando entre mis letras."