Editorial Alaire

¿Debo recorrer el mismo camino
para comparecer de nuevo aquí,
en este lugar donde albas y crepuscularios
dormitan, donde todos los sonidos
parecen oxidarse entre restos de escarcha?
¿Reproduciría como un autómata
los mismos pasos para culminar
en la estafa de un eterno retorno?

La nostalgia torna en desierto
todo lo que parece ser ahora,
todo aquello que nos maneja
para arrasarnos sin piedad.
La maldita prudencia —ya lo dijo Frost—
una y otra vez nos conduce
hacia los caminos más transitados.

Tal vez por eso ahora pienso en ti,
entre gentío y sonidos distantes,
fantasma que viene y va, persistente,
en los extremos de una evocación
sentada a los pies de la vida,
aferrándote a mí —al estúpido de mí—
en aquel bajo transformado
en triste discoteca de suburbio.
Tu melena corta, suave y rizada,
tu cara pecosa y tus pechos cálidos,
una música entre desconocidos
y aquella despedida sin relojes

para no saber nunca más de ti
y nunca más decidirme a buscarte.

Todo tan lejos de este invierno fronterizo.

¿Por qué recuerdo ahora aquella calidez?
¿a dónde, desde aquí, nos llevan estos pensamientos?
¿a qué desgarradura que no hayamos zurcido?

Todo es lo mismo,
aquellas palabras, la próxima
estación y la siguiente,
¿acaso no podemos cambiar nada?
¿seguirá el juego atormentándonos
por el camino no tomado?

Dijo tan poco para decir todo
y ni siquiera recuerdo el nombre de la rosa.

.

"¿Debo recorrer el mismo camino
para comparecer de nuevo aquí,
en este lugar donde albas y crepuscularios
dormitan, donde todos los sonidos
parecen oxidarse entre restos de escarcha?
¿Reproduciría como un autómata
los mismos pasos para culminar
en la estafa de un eterno retorno?

La nostalgia torna en desierto
todo lo que parece ser ahora,
todo aquello que nos maneja
para arrasarnos sin piedad.
La maldita prudencia —ya lo dijo Frost—
una y otra vez nos conduce
hacia los caminos más transitados.

Tal vez por eso ahora pienso en ti,
entre gentío y sonidos distantes,
fantasma que viene y va, persistente,
en los extremos de una evocación
sentada a los pies de la vida,
aferrándote a mí —al estúpido de mí—
en aquel bajo transformado
en triste discoteca de suburbio.
Tu melena corta, suave y rizada,
tu cara pecosa y tus pechos cálidos,
una música entre desconocidos
y aquella despedida sin relojes

para no saber nunca más de ti
y nunca más decidirme a buscarte.

Todo tan lejos de este invierno fronterizo.

¿Por qué recuerdo ahora aquella calidez?
¿a dónde, desde aquí, nos llevan estos pensamientos?
¿a qué desgarradura que no hayamos zurcido?

Todo es lo mismo,
aquellas palabras, la próxima
estación y la siguiente,
¿acaso no podemos cambiar nada?
¿seguirá el juego atormentándonos
por el camino no tomado?

Dijo tan poco para decir todo
y ni siquiera recuerdo el nombre de la rosa."


Es un enorme poema, Enrique; hay en él una coherencia fértil muy reseñable, brilla en su amnesia, nos alcanza sin esfuerzos, es nuestro poema al terminar de leerlo.
Mientras leía El nombre de la rosa pensé en la teoría de las almas-llamas gemelas (twin flames) y sus etapas. En principio, es un constructo filosófico influenciado por la religión; sin embargo, con el paso del tiempo creo que ha logrado independencia y puede considerarse parte de la metafísica humana.
Hay conexiones que son resistentes al olvido, que lo pueden.

Un abrazo y mis sinceras felicitaciones, querido compañero.

A veces cuesta olvidar, hacerse a la idea de lo perdido. Me gustó el poema y lo disfruté.
Abrazos
Pilar

Coincido con Hallie, un poema enorme. Mis abrazos, Enrique.

Muy bien interpretado el sentido de la frase del título, del gran Umberto Eco. Deja la misma sensación, lo que podría haber sido y no fue, los miles de caminos en los que se bifurca nuestra vida. Muy bueno.

"y ni siquiera recuerdo el nombre de la rosa."
Los nombres van y vienen,
lo importante es el aroma...
Buen poema, Enrique, un placer de lectura.
Igual estoy en una fase un pelín pesimista, compañero,
yo creo que "a cierta edad" nos empeñamos en regresar al pasado
para volver a encontrarnos, para abrazar aquella inocencia
o para intentar comprender el trayecto recorrido...
No me hagas mucho caso sólo pensaba en voz alta.
Un abrazo.

Muy bello trabajo, amigo Enrique.
Felicidades.
Abrazos.

Muy bello trabajo, sí.

Cuentas una historia de nostalgia y de reproche hacia uno mismo, desarrollándola a base de una textura rememorativa muy poderosa, muy bien construida. Las preguntas retóricas contribuyen a trasmitir la idea de paso del tiempo, la perversa dualidad de tener que elegir siempre un camino y dejar atrás otros que añoramos. La referencia a la famosa novela, cuyo final explora dolorosamente esa dualidad, fija con belleza y exactitud el marco lírico.

Me ha gustado mucho.

Abrazos.

Mis felicitaciones Enrique por este bello y sustancioso poema.
Un abrazo

Muy agradecido, Hallie, por tu comentario... Esas llamas gemelas, en ocasiones y sin saber cómo, después de consumidas vuelven a encenderse y cobran vida a pesar de nosotros.

Gracias por leer y disfrutar, Pilar. Es un placer contar con tu presencia por mis letras.

Marius: otro abrazo fuerte para ti. Nos leemos.

David: no recuerdo haber leído nada tuyo (mis excusas). Interpretaste muy bien el sentido de lo que pretendía. Gracias por dejar tu comentario.

Rosario: a cierta edad, cuando hay más pasado que futuro, esta cosas pasan , nos empeñamos en rebuscar entre cenizas. Gracias por el comentario.

Rafel: gracias por el comentario y por la (seguramente inmerecida) felicitación.

Pablo: no sé si hay reproche o nostalgia en estas letras. Aunque tal vez tengas razón... demasiadas veces tomamos el camino fácil y asumimos pocos riesgos, ¿quién sabe qué nos hubiera esperado tras otras alternativas?

Armilo: me alegro que te gustara. Otro abrazo fuerte para ti.

Un cordial saludo a todos.

Enhorabuena, amigo Enrique, por el reconocimiento como Poema de la Semana a tu obra "El nombre de la rosa".
Un cordial abrazo.

Enhorabuena por esta merecida distinción, querido compañero.

Salud y felicidad.

Felcidades, Enrique,muy buen poema.

"Todo es lo mismo,
aquellas palabras, la próxima
estación y la siguiente,
¿acaso no podemos cambiar nada?
¿seguirá el juego atormentándonos
por el camino no tomado?"

NORABOA, viejo amigo, por este merecido reconocimiento a tan excepcional poema.

Abrazos y salud

Enrique


Felicitaciones por el merecido reconocimiento, compañero
Magnífico poema



Un abrazo fuerte