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Gracias, querido amigo, por leer y dejar tan gratas y generosas palabras.John Garlic escribió: ↑Jue, 19 Sep 2019 9:48 Cuánta atracción sienten los poetas por la noche. Será por su halo de misterio o de oscuridad no exenta de sensualidad, belleza y secreto o porque en ella la muerte tiene su reino o porque nos atrae como un imán el hechizo de su luna. Sea como sea, la noche sale siempre bien retratada en los poemas, como en el tuyo que es un auténtico prodigio, amiga Pilar.
Saludos afectuosos.
Gracias, querido amigo, por subir este poema de forma tan generosa.Rafel Calle escribió: ↑Mié, 29 Dic 2021 15:43 El diario de la noche, uno de los mejores poemas de Pilar Morte en Alaire.
Un poema inmenso, rico en reflexiones y salubridad. Me alegra enconrtrarlo hoy. Un abrazo grande, Pilar. ERAPilar Morte escribió: ↑Sab, 14 Sep 2019 16:39 Acorté la distancia al horizonte,
sólo necesitaba un sueño,
un lugar donde abrir los ojos para ver,
un colchón de espuma
que recordara las noches,
una cartera para versos del mundo.
Había algo más que lo escrito
en el diario nocturno.
Supe que comenzar a andar era el milagro
y que comprender cómo se mira era cuestión de tiempo.
Jugué con fantasmas que traían vestidos azules,
y una túnica para el domingo.
Sentí la mirada del hombre
y pude ser vegetariana.
Era el día ver sin mirar
cuando el paisaje vivía dentro
-los duendes que danzaban
en parte del cerebro-.
Es complicado beber a medias
cuando hay que recibir ebrio al cartero
que trae noticias de otro mundo.
La risa es buena compañera,
por eso pacté carcajadas que no entendía.
Comprendí pronto la fiereza del dólar,
y fui consciente de la lluvia
si se colaba por las grietas del hambre.
Ahora es tarde,
me duele el cuerpo
y hago esfuerzos con la mente
cuando suena el reloj adolescente.
Repaso mis afectos;
intacto es el recuerdo
de las horas de luz, aquellas que aparentan muerte
y sobreviven como el flexo de mi mesa.
Gracias, querido amigo, por las palabras tan generosas que me dejas.Ramón Castro Méndez escribió: ↑Jue, 30 Dic 2021 11:52 Maravillos poema, querida Pilar. Me gusta ese aire de cotidianeidad y de aprendizaje a eso que llamamos vivir. Me gusta la manera directa y reflexiva con que lo expones, pero a la vez resulta también muy espontáneo, muy fresco⁸⁶. Vamos que, como siempre, estoy encantado de haberme pasado por tus letras.
Te envío mi aplauso y felicitación.
Te deseo un Feliz Año Nuevo para ti y los tuyos. Que tengas muy buena salida y mejor entrada.
Un afectuoso abrazo.
¡Que hermosa estrofa de cierre! Pero,leyéndola, no siento que sea tarde, sino el momento de lucidez en el que se aprehenden las experiencias vividas. Un abrazo de año nuevo. Salud.Pilar Morte escribió: ↑Sab, 14 Sep 2019 16:39
Ahora es tarde,
me duele el cuerpo
y hago esfuerzos con la mente
cuando suena el reloj adolescente.
Repaso mis afectos;
intacto es el recuerdo
de las horas de luz, aquellas que aparentan muerte
y sobreviven como el flexo de mi mesa.
Gracias, querido amigo, por leer y dejar tus gratas palabras.J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Jue, 30 Dic 2021 13:17 Se me había pasado en su momento. Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
He disfrutado de la "entrañabilidad" de estos versos en todas sus partes. Pero me quedo con este brillante cierre:
"Ahora es tarde,
me duele el cuerpo
y hago esfuerzos con la mente
cuando suena el reloj adolescente.
Repaso mis afectos;
intacto es el recuerdo
de las horas de luz, aquellas que aparentan muerte
y sobreviven como el flexo de mi mesa"
Bicos muchos y Feliciano para ti y todos los tuyos.
Gracias, querida amiga, por dejar tus amables palabras.Mirta Elena Tessio escribió: ↑Jue, 30 Dic 2021 18:17Pilar Morte escribió: ↑Sab, 14 Sep 2019 16:39 Acorté la distancia al horizonte,
sólo necesitaba un sueño,
un lugar donde abrir los ojos para ver,
un colchón de espuma
que recordara las noches,
una cartera para versos del mundo.
Había algo más que lo escrito
en el diario nocturno.
Supe que comenzar a andar era el milagro
y que comprender cómo se mira era cuestión de tiempo.
Jugué con fantasmas que traían vestidos azules,
y una túnica para el domingo.
Sentí la mirada del hombre
y pude ser vegetariana.
Era el día ver sin mirar
cuando el paisaje vivía dentro
-los duendes que danzaban
en parte del cerebro-.
Es complicado beber a medias
cuando hay que recibir ebrio al cartero
que trae noticias de otro mundo.
La risa es buena compañera,
por eso pacté carcajadas que no entendía.
Comprendí pronto la fiereza del dólar,
y fui consciente de la lluvia
si se colaba por las grietas del hambre.
Ahora es tarde,
me duele el cuerpo
y hago esfuerzos con la mente
cuando suena el reloj adolescente.
Repaso mis afectos;
intacto es el recuerdo
de las horas de luz, aquellas que aparentan muerte
y sobreviven como el flexo de mi mesa.Hola Pilar me he sentido identificada con tu poema.
Versos muy logrados y profundos.
Me gustó y disfruté la lectura, Abrazos y Feliz año nuevo.-
Gracias, querido amigo, por las palabras tan generosas que me dejas.Ricardo López Castro escribió: ↑Jue, 30 Dic 2021 19:56 Todo un viaje, una odisea a la que le has puesto una creatividad e imaginación desbordantes, espléndidas.
Te felicito, Pilar.
Gracias por compartir tu arte.
Abrazos y felicidad, amiga poetisa.
Gracias, querida amiga, por tus generosas palabras.Marisa Peral escribió: ↑Jue, 30 Dic 2021 20:34 Qué maravilla encontrar este poema.
Gracias por el regalo de la risa y Feliz Año, Pilar.
Un abrazo enorme.
Hermoso poema, Pilar, en el que usas los recursos líricos con originalidad y limpieza, lo que lleva al lector a sumergirse en tus versos hasta sus profundidades más placenteras. Coincido con los compañeros en resaltar la última estrofa; en ella, aparte de lo dicho ya, la lluvia fina de rimas contribuyen a dar brillo al texto. Me ha gustado mucho.Pilar Morte escribió: ↑Sab, 14 Sep 2019 16:39 Acorté la distancia al horizonte,
sólo necesitaba un sueño,
un lugar donde abrir los ojos para ver,
un colchón de espuma
que recordara las noches,
una cartera para versos del mundo.
Había algo más que lo escrito
en el diario nocturno.
Supe que comenzar a andar era el milagro
y que comprender cómo se mira era cuestión de tiempo.
Jugué con fantasmas que traían vestidos azules,
y una túnica para el domingo.
Sentí la mirada del hombre
y pude ser vegetariana.
Era el día ver sin mirar
cuando el paisaje vivía dentro
-los duendes que danzaban
en parte del cerebro-.
Es complicado beber a medias
cuando hay que recibir ebrio al cartero
que trae noticias de otro mundo.
La risa es buena compañera,
por eso pacté carcajadas que no entendía.
Comprendí pronto la fiereza del dólar,
y fui consciente de la lluvia
si se colaba por las grietas del hambre.
Ahora es tarde,
me duele el cuerpo
y hago esfuerzos con la mente
cuando suena el reloj adolescente.
Repaso mis afectos;
intacto es el recuerdo
de las horas de luz, aquellas que aparentan muerte
y sobreviven como el flexo de mi mesa.