Es la hora de encender un cigarrillo
Publicado: Dom, 08 Sep 2019 1:24
Es triste respirar sin poder respirar,
leer noticias de un periódico de sucesos,
oír en la desesperación el aviso callejero
de la muerte de un poeta,
o acaso, andando por esa arena seca
que viste cualquier playa arrinconada,
recordar alguna de las tantas imágenes
que componen el devenir de nuestros días.
¡Y qué más da!
Tantas horas encerramos las miradas,
sellamos los labios para encarcelar las palabras
que omitimos el aliento necesario para vivir,
ignoramos las obligaciones que nos exigen para subsistir,
y a pesar de nuestras no creencias de culto
suplicamos a un dios imaginario que nos ayude,
nos atrevemos a seguir caminando
aunque casi nunca tenemos claro el camino que tomar.
Y el tiempo pasa,
y los relojes se convierten en estelas de nuestro pasado,
indicando a cada golpe de segundero
fragmentos futuros de una existencia que creemos controlar
cuando realmente se nos derrama entre las manos,
como se escapa el agua entre los dedos.
A veces todo parece una quimera,
un oasis sin agua,
o simplemente un sueño inacabado.
No hay nada que se nos quede en el bolsillo
como remanente de nuestra torpeza,
o simplemente porque el pantalón
lleva demasiado tiempo manido,
pero en lugar de mirar hacia atrás,
recordar parte de los males
y aprender de los muchos errores sin corregir,
seguimos bailando el vals del futuro
sin percatarnos que esta lluvia que cae,
suavemente delicada,
moja tanto como esas tormentas torrenciales.
El cuerpo hierve para alimentar el termómetro
de una vida desorganizada y enferma.
Al final hacemos un alto en el camino,
tomamos asiento en un banco del viejo paseo,
asimilamos que el pantalón necesita un remiendo,
que es preferible cobijarnos bajo un paraguas,
que tras el último minuto, vendrá otro nuevo,
y que es mejor vivir el día a día
que imaginar cómo será el mañana.
Es la hora de encender un cigarrillo,
-mejor si no se fuma-,
ponernos los auriculares
y relajarnos oyendo cualquiera de nuestras canciones favoritas.
¿Qué os parece “lágrimas negras” de Diego El Cigala?
Pues eso…
leer noticias de un periódico de sucesos,
oír en la desesperación el aviso callejero
de la muerte de un poeta,
o acaso, andando por esa arena seca
que viste cualquier playa arrinconada,
recordar alguna de las tantas imágenes
que componen el devenir de nuestros días.
¡Y qué más da!
Tantas horas encerramos las miradas,
sellamos los labios para encarcelar las palabras
que omitimos el aliento necesario para vivir,
ignoramos las obligaciones que nos exigen para subsistir,
y a pesar de nuestras no creencias de culto
suplicamos a un dios imaginario que nos ayude,
nos atrevemos a seguir caminando
aunque casi nunca tenemos claro el camino que tomar.
Y el tiempo pasa,
y los relojes se convierten en estelas de nuestro pasado,
indicando a cada golpe de segundero
fragmentos futuros de una existencia que creemos controlar
cuando realmente se nos derrama entre las manos,
como se escapa el agua entre los dedos.
A veces todo parece una quimera,
un oasis sin agua,
o simplemente un sueño inacabado.
No hay nada que se nos quede en el bolsillo
como remanente de nuestra torpeza,
o simplemente porque el pantalón
lleva demasiado tiempo manido,
pero en lugar de mirar hacia atrás,
recordar parte de los males
y aprender de los muchos errores sin corregir,
seguimos bailando el vals del futuro
sin percatarnos que esta lluvia que cae,
suavemente delicada,
moja tanto como esas tormentas torrenciales.
El cuerpo hierve para alimentar el termómetro
de una vida desorganizada y enferma.
Al final hacemos un alto en el camino,
tomamos asiento en un banco del viejo paseo,
asimilamos que el pantalón necesita un remiendo,
que es preferible cobijarnos bajo un paraguas,
que tras el último minuto, vendrá otro nuevo,
y que es mejor vivir el día a día
que imaginar cómo será el mañana.
Es la hora de encender un cigarrillo,
-mejor si no se fuma-,
ponernos los auriculares
y relajarnos oyendo cualquiera de nuestras canciones favoritas.
¿Qué os parece “lágrimas negras” de Diego El Cigala?
Pues eso…