Editorial Alaire

SOL Y MAR

Te abracé tan fuerte a mí,
junto al mar, tan fuerte,
que por un instante fuiste parte
de mis brazos y mi pecho.
Te besé con tanto ardor,
bajo el sol, por tanto tiempo,
que mis labios se fundieron
a tu piel y a tus cabellos.
Fuimos lágrimas de sal
sobre la arena;
Fuimos átomos de luz
de un mismo cielo.

Aunque ahora estés muy lejos
y no sea yo el de entonces,
mis sentidos no perdieron
la memoria de tu cuerpo
y por eso aún recuerdo
a qué hueles, a qué sabes.

Si el amor es algo eterno,
la distancia no es olvido.
Olvidarte es olvidarme
yo a mí mismo.
¿Tú de mí te has olvidado?
Yo de ti no pude hacerlo...
Si una mano me apretara
el corazón
hasta exprimirlo,
caerían arena y sal,
sol y mar
y este recuerdo.


--oOo--

ufff¡ José Manuel, qué fuerte, qué bien has hilado el sentimiento junto la palabra. Hacer sentir mientras lees, creo que es lo mejor que puede hacer un poeta. Y lo has conseguido.
Abrazos mediterráneos.

La palabra justa para un poema que te atrapa con el sentimiento. Un disfrute, querido amigo.
Abrazos
Pilar

Imposible olvidar.
¡No sería justo tal sentir!
Bellísimo poema querido José.
Una vez más, expreso mi admiración.
Te abrazo.

Sentimientos a flor de piel. Belleza pura, José Manuel.

Con una inusitada sencillez llegas al lector y traspasas el corazón anestesiado.

Bellísimo
Un beso
Ana

Muchas gracias amigos por los comentarios.
Abrazos!!
J. Manuel

Sol y mar, río y montaña, sombra de verano, tomillos, capilotes y margaritas, el amor, en fin, y toda su nostalgia es lo que nos haces evocar con tus versos corriendo con alma de romanticismo, de aquél que se queda en la piel de los diecitantos años...Un abrazo, amigo José Manuel.
Salud.

Instante que reluce y vibra en cada verso querido amigo...emocionante...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

El poema atrapa, porque describe una hermosa realidad romántica, y porque se nota que parte de la nostalgia de un amor del pasado que tuvo impronta en el sentimiento (la historia es creíble, se siente su autenticidad). Lo mejor es el final, el remate contundente, lírico, poético.
Solo quiero llamar tu atención sobre un verso:

Te abracé tan fuerte a mí,

Un verso, que es el primero (y por ello muy importante). Es sobre el sentido gramatical de la cláusula. Creo que el complemento está demás; es una redundancia que aprosa el verso. El vocablo abrazar conlleva ya la imagen del contacto cuerpo a cuerpo. Creo que bastaría con decir: Te abracé tan fuerte; o, en todo caso, agregándole algún otro complemento.

Un abrazo, amigo.
Óscar