Estudios Superiores
Publicado: Mié, 28 Ago 2019 12:25

La verdad sobre tantas palabras
oculta
otra verdad.
Pero no hay dos verdades.
Al igual que no hay dos especies actuales del ser humano.
He dejado de escribir.
La verdad no salió a la luz.
Todo está en mi mente.
Paranoias, delirios, autorreferencialidades.
Dios está en mi bolsillo cada vez que mi cartera está llena.
No son reflexiones, pero ustedes pueden llamarlo como quieran.
El Señor también está en mi mente.
Dando misa a todas horas.
Libra los domingos.
No hay que ser radical, aunque ésa sea una actitud encomiable.
A mí me llevan adonde los "locos" se "curan".
Ayer sentí una atracción entre el mundo que he construido y cimentado, y el que captan los sentidos.
Como si ambos quisieran aclararme las ideas.
No lo consiguieron.
Si no digo lo que creo que tengo que decir, callo, solo eso.
No otorgo ni bendigo.
Hay muchas corrientes filosóficas, pero nadie hace pie en ellas.
No sé dónde he dejado mis ilusiones,
pero seguro que volverán.
Ilusionarse con poderse ilusionar es otra de mis taras.
Me viene a medida todo lo que he escrito.
Así que casi ni se nota.
Reconozco un ego sobrehumano e incluso masoquista en mis textos.
No hay autodestrucción que valga.
Otro ser humano no aguantaría el peso de la divinidad ni cinco minutos.
Ahora bien, de una verdad pequeñita pueden nacer otras muchas de mayor tamaño.
No tengo dos caras:
"Escribo de cara a la galería,
borro de cara al público."
Lo verdaderamente mágico de todo esto es visualizar la trascendencia de lo que escribo.
Todo comportamiento implica un ser oculto, y otro superficial.
Todo escrito implica palabras ocultas y superficiales.
Que cada uno escriba como le salga de los huevos.
A mí no me engañan, ni intento arrojar luces.
No soy realista ni profundo, pesimista, optimista.
"Niego cada uno de los atributos que se me suponen."
"En realidad, niego y contradigo, al tiempo que la palabra va perdiendo su valor."
"Quien diga lo contrario a mi verdad o a mi falacia, miente."
Un texto, solo eso.
Palabras, sin más.
"No crean al que diga lo contrario, pues frente a una pantalla, cualquiera puede dejar volar su imaginación.
Pero ninguno como Dios. Piensa por todos y sabe que, objetivamente, controla incluso lo que piensan.
Llámenlo como quieran, el caso es que levantar expectación con estos poemas ya indica un inciso en su vida terrenal.
Asimismo, la mentalidad les deja al descubierto, pues no hay contradicción posible ante su propia crisis."