Corrida de toros

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

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Pablo Rodríguez Cantos
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Corrida de toros

Mensaje sin leer por Pablo Rodríguez Cantos »

Envidia fue de los uranios brutos
telúrica armonía,
que al palco resolutos
—si no fuese incapaz— se asomaría
—si grande— su docena,
ya pompa de Melkart, de las esferas;
silbos fueron suaves
a sus lentas si indómitas carreras
como atractores graves
a diversas no lentas
carreas violentas
por la ínfima que sólida resuena:
veloces en cadena
de humanos eslabones y animales,
centauros racionales
y excisos minotauros que el ruïdo
disonantes conciertan numeroso,
colores al sonido
y aromas al designio cadencioso.

La membrana del monte resonante
y la piel del nocturno aire estrellado,
pezuñas —pedias palmas percutoras—
como el mugir —o redoblar vibrante—,
las estrellas concitan,
su brillo concertado
—quironimia del cielo consteladas,
clavijas plateadas—,
las que sus altas músicas imitan
inferiores danzas:
nocturnas, si minúsculas, auroras,
más que estrellas extensas
entre bajos planetas son mudanzas
—más que errantes, precisas—
a acompasada turba de garzones
—si de Venus por albas no divisas,
de Marte por purpúreas tan intensas
heridas en la nieve
a Adonis mil, cornúpetas a cientos—;
argentados cuentos
a las suaves las más perforaciones
mil rubíes exhuman
de dureza tan leve
que granates espuman
si rutilos condensan,
al caracol escándalo del tirio
vigor y de los hijos de estos montes.

Dilatado horizontes
su genital delirio
lo excelso ya corona
que solemnes presbíteros inciensan,
que al vientre de la sierra no perdona
su líquida virtud, su humor fecundo,
roca madre, doncella cristalina.

Púrpura de la tierra vespertina
en la previa caída desvirgada
como en la primavera violada
en cáliz liban de oro
los ya plata librando
tendidos en la piedra exhausto el coro
—al femenil primero adjuntando—,
si ameno valle no, cerro jocundo:
vestíbulo rotundo,
atrio que lo sagrado por el fuego
separa y comunica para el lego.
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Luis M
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Luis M »

Creo que este es el único poema taurino (lo imagino por el título) en el que mi amigo Armilo (taurino a muerte) y yo (antitaurino a muerte también) nunca discutiremos, pues la verdad dudo mucho que él descubra o entienda en estos versos algo más que yo :-)
Uff, demasiado surrealista para mi pobre entendimiento. Saludos.
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Pablo Rodríguez Cantos
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Pablo Rodríguez Cantos »

Hola, Luis. Gracias por tu lectura y tu comentario.

No creas que el título es arbitrario: realmente el poema narra una corrida de toros, aunque se trata de una corrida muy primitiva, que tiene poco que ver con las actuales aunque está en su origen. Las corridas primitivas consistían en que los mozos corrían alrededor de un toro (de ahí el nombre de "corrida") para tratar de apropiarse de la enorme fuerza genésica del animal en un rito antiquísimo de fertilidad: creían que si manchaban sus ropas con la sangre del toro se enriquecían con su vigor sexual y genésico. En estas corridas no se mataba al toro, bastaba con causarle pequeñas heridas para liberar algo de sangre. Las vestiduras de los mozos, con las que tocaban al animal, dieron origen a los modernos capotes, y las puntas de metal con las que lo herían, a las banderillas y picas.

Todo esto está descrito en un libro interesantísimo de 1962 cuya lectura recomiendo vivamente tanto a taurinos como a antitaurinos para que todos mejoren la calidad de sus argumentos, normalmente pueriles ambos: Ángel Álvarez de Miranda, Ritos y juegos del toro, Athenaica, Sevilla 2015. En él se estudia esa verdadera obsesión mediterránea por el toro desde la antigüedad hasta nuestros días. Es un precioso libro de antropología, aunque creo que muy desconocido; a mí me aclaró muchas cosas. En este libro el autor proporciona una ilustración de las Cantigas de Alfonso X en la que vemos una de estas corridas, ya evolucionada aunque no tanto como las actuales: en ella se ve a los mozos hiriendo al toro con una especie de dardos y llamándolo con una capa:

Imagen

Mi poema trata de recrear una de estas corridas, aunque en la más remota antigüedad en una Andalucía mítica (este poema es un fragmento de un poema mayor), pero no creo que sea surrealista como tú dices. Es complejo, eso sí, pero no hay en él automatismo psíquico, libre asociación...

Te pongo un ejemplo de unos pocos versos para que veas de qué modo funciona esta poética.
Pablo Rodríguez Cantos escribió:nocturnas, si minúsculas, auroras,
más que estrellas extensas
entre bajos planetas son mudanzas
—más que errantes, precisas—
a acompasada turba de garzones
—si de Venus por albas no divisas,
de Marte por purpúreas tan intensas
heridas en la nieve
a Adonis mil, cornúpetas a cientos—;
argentados cuentos
a las suaves las más perforaciones
mil rubíes exhuman
de dureza tan leve
que granates espuman
si rutilos condensan,
al caracol escándalo del tirio
vigor y de los hijos de estos montes.
El grupo, tan organizado como aparentemente caótico, de mozos ("acompasada turba de garzones", "mudanzas / —más que errantes, precisas") despliega ante los toros ("entre bajos planetas", pues los toros corren errantes [planeta significa "errante" etimológicamente] si no son dirigidos, ya que no saben a dónde van) sus vestiduras blancas en la corrida que se celebra durante la noche ("nocturnas, si minúsculas, auroras"); las vestiduras son blancas, es decir, albas, como auroras en las que brilla Venus, aunque pronto se manchan de sangre y se vuelven rojas, dejando de ser divisa de Venus para convertirse en rojas heridas de Marte que destacan sobre el blanco níveo original de las telas ("si de Venus por albas no divisas / de Marte por purpúreas tan intensas / heridas en la nieve"), heridas numerosas en un gran número hiperbólico de toros ("cornúpetas a cientos") y mozos, también en gran número, que recuerdan por antonomasia al más bello de los jóvenes ("a Adonis mil") y también por analogía, ya que Adonis fue herido por un jabalí, lo mismo que estos mozos son heridos simbólicamente por la sangre del toro que mancha sus ropas; los toros son heridos con puntas de plata ("argentados cuentos") que, como las piquetas de los mineros, extraen del toro gotas de sangre que parecen líquidos rubíes al brotar y que se vuelven negras cuando se secan ("mil rubíes exhuman / de dureza tan leve / que granates espuman / si rutilos condensan", ya que los granates más comunes en Andalucía son intensamente rojos y el rutilo es negro); esa sangre, que contiene todo el vigor genésico del toro que intentan conseguir los mozos (" vigor [y] de los hijos de estos montes"), es tan bella y valiosa que hasta la preciada púrpura de Tiro, extraída de unos moluscos marinos, se escandaliza de ella ("al caracol escándalo del tirio").

Como ves, no hay aquí nada que se deje al azar, sino que todo intenta estar en su sitio con total precisión; no creo que sea una poética surrealista, sino, al contrario, muy clásica por los recursos que emplea: imágenes, hipérboles, analogías, antonomasias (mitológicas, mineralógicas, cósmicas), hipérbatos, paralelismos, antítesis, etimologismos... Y un carácter críptico evidente y deliberado. Seguramente con esto ya se entienda algo mejor.

Saludos.
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Luis M
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Luis M »

Gracias por la explicación, Pablo, realmente interesante. Por desgracia a menudo los animales han servido (y siguen sirviendo) como "sparrings" del lado más brutal, abusador y estúpido del ser humano. En nuestra defensa solo se puede alegar que los humanos aún somos una especie a medio evolucionar (salvo escasas y brillantes excepciones). Saludos.
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Pablo Ibáñez
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Pablo,

me ha gustado el poema, pero casi más la detallada explicación del mismo. Ojalá todos los poemas de el foro tuvieran una explicación del autor tan extensa y esclarecedora. Soy de los que piensan que todos los poemas deberían poder ser explicados por el autor. Me gustan los detalles de refinado clasicismo, hacen disfrutar mucho más del poema.

Abrazos.
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Pablo Rodríguez Cantos
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Pablo Rodríguez Cantos »

Luis M. escribió:Gracias por la explicación, Pablo, realmente interesante. Por desgracia a menudo los animales han servido (y siguen sirviendo) como "sparrings" del lado más brutal, abusador y estúpido del ser humano. En nuestra defensa solo se puede alegar que los humanos aún somos una especie a medio evolucionar (salvo escasas y brillantes excepciones). Saludos.
Yo no llamaría estupidez a los estadios anteriores de la evolución del ser humano. Quizá los cirujanos del siglo XXV se rían de nosotros porque seguimos abriendo y cosiendo nuestros cuerpos para operar en lugar de emplear las ondas electromagnéticas no invasivas que ellos tendrán para operar cómodamente en casa (me lo estoy inventando). A mí hace unos años me operaron de una fractura de tibia, y puedo decirte que los sonidos del quirófano a veces recordaban más a una carpintería o a un taller que a una sala de operaciones: sonidos de sierras y atornilladoras, martillazos, golpes... ¿Deberían considerarnos brutos o estúpidos los médicos del siglo XXV no tener medios mejores? Yo creo que no.

Pero para no salirnos de lo poético, hay que decir que, curiosamente, el asunto de las corridas de toros tiene mucho que ver con lo poético. Parece ser que la tauromaquia tiene sus orígenes en unas celebraciones rituales de las que procede también el teatro: las corridas de toros, la tragedia griega y el sacrificio religioso son como tres caras de una misma realidad ancestral que ya se ha perdido. La evolución de ellas siguó dos caminos muy distintos: el sacrificio religioso y el teatro incorporaron en algún momento la capacidad simbólica del ser humano, mientras que las corridas de toros no. En lo religioso la simbolización corrió a cargo de la sacramentalidad, que es seguramente una de las mayores aportaciones antropológicas del Cristianismo pre-teodosiano: el simbolismo sacramental, que articula lo metafórico y lo metonímico (¡análogamente a la poesía!), permite eludir la repetición del sacrificio material del animal (o del ser humano) que otras religiones mantienen; en cuanto al teatro, la simbolización corrió a cargo de la imitación, que podemos llamar representación: ya Aristóteles en su Poética nos habla de que la catarsis colectiva ligada a la tragedia funciona mediante la imitación, por la que los espectadores pueden conseguir los efectos catárticos sin sufrir los acontecimientos.

En cambio, en los toros no hay simbolización: ni simbolismo sacramental ni imitaci´on o representación, sólo hay acción real y directa. La evolución de las corridas se produjo bajo la influencia de los torneos caballerescos de las cortes medievales y renacentistas, y más tarde, de los espectáculos deportivos de masas. Lo expresó muy sabiamente un torero que, si no recuerdo mal, dijo una vez a García Lorca: "Señorito, aquí [en la plaza] se muere de verdad, no como en el teatro" (lamento no tener a mano la cita). Creo que en todo esto hay unas coordenadas muy interesantes para encauzar el debate que suscitan los toros: sus partidarios ensalzarán la tauromaquia como una reliquia de los albores de la civilización mediterránea que hay que proteger, mientras que sus detractores la considerarán como un residuo evolutivo que conviene superar de una vez por todas. Eso ya no es análisis, eso es valoración.

También habría que hablar de la función inexcusable de los toros como medios de canalización de la violencia colectiva: todo grupo humano necesita ciertas instituciones para dirigir sus impulsos de muerte hacia objetivos distintos de sí mismo para no ser destruido por ellos. La religión lo ha hecho durante siglos en todos los pueblos del mundo; también el teatro (y el cine, su heredero), y más modernamente lo hace también el deporte, sobre todo el fútbol, que también es una representación simbólica de una lucha. En el caso particular del Mediterráneo, los toros, que hoy son tanto religión como espectáculo deportivo, sirven para canalizar esa violencia colectiva que necesita salir de algún modo y que queda peligrosamente liberada cuando el contexto de la fiesta nos hace bajar la guardia: por eso en España no hay fiestas populares sin toros y sin misa. Hoy esto ya está cambiando mucho: no importa que se quiten los toros o la misa, pero es fundamental, para lo que estamos hablando, que se sustituyan por otros "mecanismos de seguridad" mejores o, al menos, igual de eficaces a la hora de gestionar los impulsos de muerte. El "sparring" que tú mencionabas.

Mi poema, que forma parte de otro mayor, describe la corrida de toros en el contexto de una fiesta imaginaria en la antiquísima civilización de Tartessos: en la noche del solsticio de verano el pueblo se reúne en un monte elevado, iluminado por el cielo y por el fuego, para celebrar sus ritos anuales de fertilidad; los hombres llegan al santuario del monte corriendo los toros y allí se encuentran con el coro de las mujeres ("al femenil primero adjuntando"); beben vino joven en abundancia ("Púrpura de la tierra vespertina", exprimida la uva el otoño anerior "en la previa caída desvirgada" y fermentada durante la primavera, tomando su color tinto "como en la primavera violada"); y allí consuman el rito de la fecundidad, mientras el poema nos hace mirar por decencia hacia otro lado: las gotas de sangre de los toros saltan hasta los montes y, metamorfoseándose, cristalizan para formar los minerales y los metales que enriquecen las tierras de Andalucía occidental: "que al vientre de la sierra no perdona / su líquida virtud, su humor fecundo, / roca madre, doncella cristalina".
Pablo Ibáñez escribió:Pablo,

me ha gustado el poema, pero casi más la detallada explicación del mismo. Ojalá todos los poemas de el foro tuvieran una explicación del autor tan extensa y esclarecedora. Soy de los que piensan que todos los poemas deberían poder ser explicados por el autor. Me gustan los detalles de refinado clasicismo, hacen disfrutar mucho más del poema.

Abrazos.
Gracias, Pablo, por leer y comentar. Ya ves que acabo de explicar algo más del contenido del poema. Eso que dices de que el poeta sea capaz de explicar su obra me parece muy conveniente: es una buena garantía contra la arbitrariedad. Eso sí, hay poéticas que no necesitan explicación: se explican ellas mismas hasta el borde del misterio. Pero otras parecen necesitar explicación como algo casi esencial a ellas: es el caso de la poética que practico en este poema, y que es imitación de la poética de Soledades.

Cuando Góngora da a conocer el Polifemo y Soledades, dos de las grandes cimas de su estilo, en seguida surgen anotaciones, comentarios, escolios... para explicar estos grandes poemas: los comentarios más famosos, los de Pellicer y Salcedo Coronel, favorables; y el Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades de Jáuregui, contrario. La crítica ilustrada y postilustrada fue totalmente impermeable a esta poética: se consideraba que estos poemas eran creaciones puramente esteticistas e ilógicas en las que no había que buscar sentido alguno. Fue gracias a la Generación del 27 y a su gran gongorista, Dámaso Alonso, que se recuperó el interés por esta poética. Su edición de Soledades, con una imprescindible explicación en prosa, y el estudio y edición crítica y comentada del Polifemo fueron pioneras en este sentido. Hoy los estudios gongorinos son una floreciente línea de investigación en los estudios sobre el Siglo de Oro.

Saludos.
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Luis M
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Luis M »

Pablo Rodríguez Cantos escribió:
Yo no llamaría estupidez a los estadios anteriores de la evolución del ser humano.
No, yo no he dicho eso. Lo que pienso es que la estupidez es una característica añadida y en parte lógica en el estado inicial de evolución del hombre, pero no inherente a dicho estado.
Por ejemplo los grandes simios, según muchos expertos, también se encuentran en un proceso evolutivo, y aseguran que con las condiciones adecuadas aumentaría su inteligencia y algún día podrían llegar a ser seres racionales similares al hombre. Entonces ¿se puede considerar estúpidos a estos animales?. Yo creo que no. En mi opinión la estupidez implica una racionalidad mínima previa, y no tiene nada que ver con el progreso, la cultura, o los avances tecnológicos o científicos (una persona que en la antigüedad creía que la Tierra era plana no era necesariamente estúpida, en todo caso solo sería ignorante y falta de información veraz)
Precisamente, lo que sí concibo como estupidez humana es esto que aludes después en tu comentario, algo totalmente cierto (aunque solo en parte) por otro lado:

"También habría que hablar de la función inexcusable de los toros como medios de canalización de la violencia colectiva: todo grupo humano necesita ciertas instituciones para dirigir sus impulsos de muerte hacia objetivos distintos de sí mismo para no ser destruido por ellos"

Y es que no todos los individuos y grupos humanos del planeta y/o a lo largo de la Historia necesitan o han necesitado "instituciones para dirigir sus impulsos de muerte hacia objetivos ajenos" llevándoles a ser crueles, injustos o simplemente idiotas (...aunque cierta y posiblemente hayan sido grupos minoritarios).

La estupidez abunda entre nuestra especie, pero no abarca a toda ella. ...Hablar de cómo se puede luchar y vencer a la estupidez ya es otro tema, muy amplio e interesante, pero que se sale del tema y asunto que tratamos ahora en este espacio y momento.

Saludos.
E. R. Aristy
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por E. R. Aristy »

Coincido con tu tocayo, nuestro colega Pablo Ibañez, el poema es una joya y la explicanción amplifica su belleza al tener mayor entendimiento de sus imbrincados detalles. Te felicito! ERA
Última edición por E. R. Aristy el Lun, 26 Ago 2019 14:31, editado 1 vez en total.
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E.R.A.
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Rafel Calle
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Interesante trabajo, con mención especial para los comentarios, amigo Pablo.
Abrazos.
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Pablo Rodríguez Cantos
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Re: Corrida de toros

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Muchas gracias también a vosotros, ERA y Rafel. Saludos.
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Armilo Brotón

Re: Corrida de toros

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Luis M. escribió:Creo que este es el único poema taurino (lo imagino por el título) en el que mi amigo Armilo (taurino a muerte) y yo (antitaurino a muerte también) nunca discutiremos, pues la verdad dudo mucho que él descubra o entienda en estos versos algo más que yo :-)
Uff, demasiado surrealista para mi pobre entendimiento. Saludos.
jajajaja Por una vez, mi estimado Luis, vamos a estar de acuerdo en un poema taurino, que ya es cosa difícil y que creo el mejor mérito de esta obra.
Como dice don Pablo no es un poema surrealista pero como ha forzado el lenguaje hasta lo indecible, pareciera; y también aquí tiene su valor: se puede interpretar como las gestas heroicas de Hércules si uno se empeñara o empreñase.
Hoy, debemos distinguir en Tauromaquia entre corrida y lidia. La primera tiene su origen en el populacho, tal como lo explica nuestro estimado mosén, y ha dado origen a las fiestas populares en España, que denostamos los taurinos, donde se realizaban salvajismos que han perjudicado mucho al arte de la lidia en la opinión pública. También la corrida se integró, de una forma más civilizada, en la lidia a través de los previos "encierros" de toros, como los que se trazan por San Fermín en Pamplona, también en Cuéllar, Segovia, por las celebraciones de la Virgen del Rosario.
La lidia es otra cosa y las corridas del bravo animal, antiguas, nada tienen que ver con esta expresión artística que defendemos hoy que tiene un origen totalmente distinto. Era el ejercicio de los caballeros en la Edad Media. Ello dio lugar, por diversas y felices transformaciones artísticas y técnicas, a lo que hoy entendemos como Tauromaquia.

A mi gusto es un poema carente de emoción y que sólo pretende un alarde retórico con la utilización desmesurada de recursos técnicos y semánticos, sin consideración al lector ni a la elegancia y esteticismo que abunda en una buena lidia.

Sí, tengo que lanzar una salva en favor de la Iglesia que siempre ha estado muy atenta y sensible con esta manifestación artística, con buenos curas toreros que no dudaban meter el arpón cuando la ocasión les resultaba propicia. El libro que cita nuestro tonsurado compañero de don Ángel Álvarez de Miranda, seminarista y requeté, es muy interesante y te lo recomiendo para paliar, en parte, tu deficiente instrucción en el Arte de lidiar toros bravos. La ignorancia siempre es paliable la tontuna no.
Un abrazo grande mi amigo
Última edición por Armilo Brotón el Lun, 23 Sep 2019 21:15, editado 3 veces en total.
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Luis M
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Re: Corrida de toros

Mensaje sin leer por Luis M »

Armilo Brotón escribió: jajajaja Por una vez, mi estimado amigo Luis, vamos a estar de acuerdo en un poema taurino que ya es difícil.
Como dice don Pablo no es un poema surrealista pero como ha forzado el lenguaje hasta lo indecible pareciera.
Hoy hay que distinguir en Tauromaquia corrida y lidia. La primera tiene su origen en el populacho, tal como lo explica nuestro estimado mosén, y ha dado origen a las fiestas populares en España, que denostamos los taurinos, donde se realizaban salvajismos que han perjudicado mucho al arte de la lidia en la opinión pública. También la corrida se integró de una forma más civilizada en la lidia, en los previos "encierros" de los toros, como los que se trazan por San Fermín en Pamplona y los de Cuéllar, Segovia, en las celebraciones de la Virgen del Rosario. La lidia es otra cosa y las corridas del bravo animal antiguas nada tienen que ver con esta expresión artística que defendemos hoy que tiene un origen totalmente distinto. Era el ejercicio de los caballeros en la Edad Media la que ha dado lugar, por diversas y felices transformaciones artísticas y técnicas, en lo que hoy entendemos como Tauromaquia.

A mi entender es un poema carente de emoción y que sólo pretende un alarde retórico con la utilización desmesurada de recursos técnicos y semánticos, sin consideración al lector ni a a la elegancia y esteticismo que abunda en una buena lidia lidia.

Sí, tengo que lanzar una salva en favor de la Iglesia que siempre ha estado muy atenta y sensible con esta manifestación artística, con buenos curas toreros que no dudaban meter el arpón cuando la ocasión les resultaba propicia. El libro que cita nuestro tonsurado compañero es muy interesante y te lo recomiendo para paliar, en parte, tu deficiente instrucción en el Arte de lidiar toros bravos. La ignorancia siempre es paliable la tontuna no.
Un abrazo grande mi amigo
Jajja ¡Qué crack! ;-). Otro abrazo grande, amigo.
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