Editorial Alaire

I

Antes,
cuando me abrumaba tanta imbecilidad,
solía refugiarme entre los mayores.

Ahora,
comprendo que los imbéciles también envejecen
y engañan mejor a los más jóvenes.


II

La voz de la experiencia...
resultante de la reiterada estupidez.


III

Cuando llegó a la senectud
se percató.

La sabiduría, simplemente,
es lentitud.

Un poema brillante, Arturo. Abrazos, ERA

Sensible recorrido para una profundo destello querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Hola Arturo. Me ha gustado mucho esta reflexión tan aguda: efectivamente no es lo mismo "maduro" que "viejo". Saludos.

Podemos madurar hasta que acaba la vida, otra cosa es hacerlo.
Sabias reflexiones nos dejas.
Abrazos
Pilar

Totalmente de acuerdo, la imbecilidad no va unida a la edad. Se puede morir siendo un imbécil integral. No lo pueden disimular, se les nota hasta en la mirada.
Saludos.

Arturo, has hecho un derroche de ingenio poético que aplaudo fervorosamente. Mensaje claro y diáfano que me encantó sinceramente.
Mi más sincera felicitación

Toda una lúcida visión del hombre, Arturo. La imbecilidad no mejora con la edad. Quizá, por su profusión, la experiencia ajena sí se enriquezca, termine siendo útil. La sabiduría es lentitud y es posible que también sea mansedumbre...
Me ha encantado pasar por tu interesante tríptico.
Recibe un abrazo, compañero.
Felipe.

Un pleno de lucidez, amigo Arturo.
Felicidades.
Abrazos.

Ha sido un placer reflexionar contigo poéticamente. Mis aplausos.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Me gustaron especialmente la la parte I y la II, Y bueno, pienso que la sabiduría se logra principalmente preocupándose de aprender y dudando mucho... La imbecilidad, creo, que cuando no se pone remedio contra ella, incluso crece con la edad (ser un joven imbécil tiene cierta lógica, ser un viejo imbécil es más grave). Un placer reflexionar con tus versos, Arturo. Un abrazo, compañero.