con la camisa clara,
y los dulces cabellos lloviendo
sobre el amargo polvo.
(Pasolini - El día de mi muerte - Versión de Delfina Muschietti)
Para ver que todo se ha ido
dame tu mudo hueco, ¡amor mío!
Nostalgia de academia y cielo triste.
¡Para ver que todo se ha ido!
(Lorca - Nocturno del hueco)
cuando se apague el resplandor
de la ventana abierta
y vuelva la soledad en los recuerdos de la brisa,
cuando aparezca en tu cuaderno
la proclama que hierve en la frente de un profeta
abandonado y muerto
en el misterio corrompido de una playa violenta ,
cuando mida el calor de la luciérnaga perdida
el paso de los amantes mutilados
que envuelven
en una queja plagada de sombra y polvorienta
el mástil de las farolas que declinan
acogiendo en una prédica angustiada los nocturnos de los huecos
de una mirada oscura que nos halla en los escombros
de un Pierrot apasionado y triste,
de un mártir que se emociona con la gravedad de una pluma,
con el recuerdo de tu voz,
con la mirada de una gacela herida
detrás de unas rejas,
con un llanto desnudo a los pies de una guitarra desangrada.