Editorial Alaire

Puedo vivir en el norte de tu piel,
cortar las uvas al sur de tu boca,
beber la lluvia al este de tu sombra,
Y dormir al oeste del desvelo.

Un punto cardinal nos lleva a la muerte
y no tengo brújula,
hay magnetismo en esos párpados,
el imán del corazón lo sigue sin descanso.

El norte tiene la suavidad, lo cálido,
cuando entro en el me acurruco,
entro en mis plumas como un ave en la noche,
no tengo miedo, sé que tu piel desnuda
es una loba que me cuida.

El sur está temblando,
tomo tus palabras y las subo a un carrusel,
luego cuelgan de un sauce
que planté de niño,
las convenzo de no tener miedo,
mientras cruzan por el aire el caudal furioso.

El Este viene con su viento,
en el trapecio invisible la lluvia,
limpiando viene tu mejilla,
sacando la joya que a nadie,
que a nadie le gusta ostentar.

Al oeste está nuestra habitación,
los lirios oscuros cubren tu rostro,
apenas te distingo
mientras mis ojos se acostumbran,
mientras nos acostumbramos a la oscuridad,
sigo pensando en tu piel, tu boca, tu sombra,
Y en qué punto cardinal nos movemos.

Asi se definen gratamente los puntos cardinales. Todos ellos van sembrando en el poeta y quieren relación donde la sombra acaba y donde la luz se muestra.

Un abrazo

Guillermo Cumar escribió:Asi se definen gratamente los puntos cardinales. Todos ellos van sembrando en el poeta y quieren relación donde la sombra acaba y donde la luz se muestra.

Un abrazo

Así es Guillermo, esta lucha constante de la luz y la sombra nos arrastra a extremar recursos al reflexionar.
Un abrazo y gracias por comentar.

Satír.

A. Satír escribió:Puedo vivir en el norte de tu piel,
cortar las uvas al sur de tu boca,
beber la lluvia al este de tu sombra,
Y dormir al oeste del desvelo.

Un punto cardinal nos lleva a la muerte
y no tengo brújula,
hay magnetismo en esos párpados,
el imán del corazón lo sigue sin descanso.

El norte tiene la suavidad, lo cálido,
cuando entro en el me acurruco,
entro en mis plumas como un ave en la noche,
no tengo miedo, sé que tu piel desnuda
es una loba que me cuida.

El sur está temblando,
tomo tus palabras y las subo a un carrusel,
luego cuelgan de un sauce
que planté de niño,
las convenzo de no tener miedo,
mientras cruzan por el aire el caudal furioso.

El Este viene con su viento,
en el trapecio invisible la lluvia,
limpiando viene tu mejilla,
sacando la joya que a nadie,
que a nadie le gusta ostentar.

Al oeste está nuestra habitación,
los lirios oscuros cubren tu rostro,
apenas te distingo
mientras mis ojos se acostumbran,
mientras nos acostumbramos a la oscuridad,
sigo pensando en tu piel, tu boca, tu sombra,
Y en qué punto cardinal nos movemos.

Me gusta esta geografia de amor, Satir. Creas , en modo intuitivo "la rosa de los vientos "
Un placer leerte. ERA

Hermosa geografía lírica. Saludos.

Hermoso trabajo, amigo Antonio.
Abrazos.

Muchas gracias ERA por comentar y por la ayudita, un abrazo!

Satír.