Editorial Alaire

Ilusiones habitan mi cabeza
como un oso hibernando,
como el viento que corre para ser liberado,
y en su carrera y en su vientre es el padre del olvido.
Es en este paisaje serpenteante,
vertiginoso y dulce donde hallo cobijo
para mi incertidumbre, también para mis miedos.
Se reduce a una cosa este tiempo de adagio,
esa cosa impensable, importante, y también indispensable
que se esfuma en el humo.
Melancolía solapada, cuando en el cenicero compartido todos han apagado sus pitillos.
Mujer, esa mujer, esa mujer.
Una gaviota herida que ha aprendido a escapar.
La base de la herida es tan profunda
como para inutilizarle el ala.
¿Es el daño del mundo lo sensible,
o más bien en el suelo está su hogar?
"Siempre he querido amar como tú haces,
para mí la distancia es invisible."

Me ha gustado mucho tu poema, estimado Ricardo. Y ese cierre, "siempre he querido amar como tú haces, para mi la distancia es invisible", me parece tan rotundo como un ahora y en la hora.
Mi felicitación por tan inspiradas letras.

Un abrazo.

Gracias Ramón, me alegra saber que te ha gustado mucho.
Te mando un abrazo.

Ricardo López Castro escribió:Ilusiones habitan mi cabeza
como un oso hibernando,
como el viento que corre para ser liberado,
y en su carrera y en su vientre es el padre del olvido.
Es en este paisaje serpenteante,
vertiginoso y dulce donde hallo cobijo
para mi incertidumbre, también para mis miedos.
Se reduce a una cosa este tiempo de adagio,
esa cosa impensable, importante, y también indispensable
que se esfuma en el humo.
Melancolía solapada, cuando en el cenicero compartido todos han apagado sus pitillos.
Mujer, esa mujer, esa mujer.
Una gaviota herida que ha aprendido a escapar.
La base de la herida es tan profunda
como para inutilizarle el ala.
¿Es el daño del mundo lo sensible,
o más bien en el suelo está su hogar?
"Siempre he querido amar como tú haces,
para mí la distancia es invisible."

Te felicito por un diciente y hermoso poema, Ricardo. ERA

Muchas gracias ERA.
Saludos.