De mayor quiero ser kiliki
Publicado: Sab, 06 Jul 2019 16:12
Pamplona es una herida que se abre melancólica a la desolación del abismo primero. San Fermín es la brecha por donde el pueblo llora por todos los instantes de locura. Crece el hambre en el mundo y la barbarie, pero los mozos corren los encierros demostrando el valor sin cortapisas.
Veinticinco figuras de cartón piedra desfilan por las calles, llenando la ciudad de alegría. Mi sobrino contempla, con sus ojos de infancia desterrada, a los kilikis que pegan a los niños con sus porras blanditas. "De mayor quiero ser kiliki", dice mi sobrino. En silencio sonrío y me sonríe. De mayor beberás kalimotxo, litronas del hastío y la desesperanza de la vida. O quizás correrás delante de los toros, pero no los de Pamplona sino aquellos corruptos ancestrales que buscan someternos con las injusticias de los números.
Mientras tanto la fiesta llenará nuestras venas de guirnaldas, de blanco, rojo e iris soñadores, abriendo cada año las puertas del umbral del necesario caos amado; para recuperar el orden áureo de este mundo. Entonces algo bello ocurrirá en la cuesta de Santo Domingo. San Fermín se abrirá a los fieles devotos con su mirada clara, inmutable, y la urbe festiva será siempre esplendor entre la lluvia.
Ana Muela Sopeña
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Nota:
En las fiestas de San Fermín desfilan por las calles de Pamplona veinticinco figuras de cartón piedra. Son los gigantes y cabezudos. Dentro de esa comitiva hay seis kilikis. Estos kilikis son las fuerzas del orden. Sus nombres son "Barbas", "Coletas", "Verrugón", "Caravinagre", "Patata" y "Napoleón". Estos seis personajes pegan a la gente con porras blanditas de gomaespuma. Los niños se burlan y se ríen de ellos.
Ocho gigantes. Estos son ocho reyes. Cuatro reyes y cuatro reinas pertenecientes a cuatro continentes: Asia, Europa, América y África.
Cinco cabezudos: el alcalde, el concejal, la abuela y la pareja de japoneses.
Y seis zaldikos, hombres mitad humanos, mitad caballos que también pegan de mentira a los niños.
Veinticinco figuras de cartón piedra desfilan por las calles, llenando la ciudad de alegría. Mi sobrino contempla, con sus ojos de infancia desterrada, a los kilikis que pegan a los niños con sus porras blanditas. "De mayor quiero ser kiliki", dice mi sobrino. En silencio sonrío y me sonríe. De mayor beberás kalimotxo, litronas del hastío y la desesperanza de la vida. O quizás correrás delante de los toros, pero no los de Pamplona sino aquellos corruptos ancestrales que buscan someternos con las injusticias de los números.
Mientras tanto la fiesta llenará nuestras venas de guirnaldas, de blanco, rojo e iris soñadores, abriendo cada año las puertas del umbral del necesario caos amado; para recuperar el orden áureo de este mundo. Entonces algo bello ocurrirá en la cuesta de Santo Domingo. San Fermín se abrirá a los fieles devotos con su mirada clara, inmutable, y la urbe festiva será siempre esplendor entre la lluvia.
Ana Muela Sopeña
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Nota:
En las fiestas de San Fermín desfilan por las calles de Pamplona veinticinco figuras de cartón piedra. Son los gigantes y cabezudos. Dentro de esa comitiva hay seis kilikis. Estos kilikis son las fuerzas del orden. Sus nombres son "Barbas", "Coletas", "Verrugón", "Caravinagre", "Patata" y "Napoleón". Estos seis personajes pegan a la gente con porras blanditas de gomaespuma. Los niños se burlan y se ríen de ellos.
Ocho gigantes. Estos son ocho reyes. Cuatro reyes y cuatro reinas pertenecientes a cuatro continentes: Asia, Europa, América y África.
Cinco cabezudos: el alcalde, el concejal, la abuela y la pareja de japoneses.
Y seis zaldikos, hombres mitad humanos, mitad caballos que también pegan de mentira a los niños.