—Yo soy aquél —Patético.
—Yo soy la que piensa, luego existo —Es un plagio.
Ahora es cuando yo reflexiono:
—¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga?
El caso es que a nadie importa quién soy
solo importa lo que aparento.
Se vive de apariencias ahí fuera.
—¡Qué pronto aprendo!
Más aún
solo mi dios sabe quién soy
ya que ese dios soy yo.
Yo soy la que vino y se irá,
la que verá y oirá,
la que al mentir, dirá la verdad,
la que al morir, no resucitará
—¡Menos mal!
Resumiendo:
yo soy la alegría de la huerta
cuando te corres dentro
y la que al dedicarte este soneto
siente tu droga dura:
y menos tu inquietud de toda hora
pero sí la pasión que te devora
y tu amante y tu fuego y tu alegría.
Solo tiene mi vida un fin, quererte,
y levantar tu humor si ha decaído.
Ser pequeña a tu lado, porque al verte
no puedo consentir que estés vencido.
Penetro de puntillas en tu mente
curo tu corazón si lo han herido.