Editorial Alaire

Guillermo Cumar escribió:Tus VERSOS TIBIOS ESTÁN MOVIENDO el sabor que me clama en la respuesta. Qué bien razona tu cabeza.
y cómo repercute en el final.

un abrazo

Pilar Morte escribió:La papelera está llena,
abraza el desconsuelo de versos tibios de luz.
De mi mente salían ya cansados
después de recorrer el cráneo en busca de vida,
por eso nacían con el oído desafinado,
como un poema que se esforzó en ser mariposa
y se quedó en oruga sin ojos ni garganta.
A veces parece cercana pero es mutismo la plegaria de su sombra.
Ya no viste de gala,
teme mi incomprensión y la piense
en la lozanía que me vive en los días de luz
cuando despliega su celaje y me hace infinito.

La mente ahueca, sin triunfo, los tejados de la lluvia

mientras el cielo esconde su compasión.

Debería irme a dormir, pactar con lo real.
Si acaso, dejar la lámpara encendida
para que no se pierdan las musas
que olfatean en la ventana de las neuronas
y ayudan al corazón a salir del latido monocorde.

Sí, no insisto, ya sé que se apagaron los colores
y parece que no es ocasional este arco iris blanco y gris.

Tu ausencia
me hace volver a la realidad
del cántaro vacío y sin fuente
donde abrevan las yemas casaderas de mis manos.

No vamos a enfadarnos si ha llegado el tren
que recoge vagones de versos inservibles,
ya cerraste el ciclo
y te despides con el tren del adiós.

Se hace nada cuando es nada lo que escapa de las arterias.

Antonia Mauro escribió:Tiene razón Guillermo,
qué bien piensa tu cabeza!

Para dormir con luz, una de esas ténues, como la de los bebés, como la de un gusiluz.

Me gustó tu poema.
Un abrazo.

John Garlic escribió:

Pilar Morte escribió:La papelera está llena,
abraza el desconsuelo de versos tibios de luz.
De mi mente salían ya cansados
después de recorrer el cráneo en busca de vida,
por eso nacían con el oído desafinado,
como un poema que se esforzó en ser mariposa
y se quedó en oruga sin ojos ni garganta.
A veces parece cercana pero es mutismo la plegaria de su sombra.
Ya no viste de gala,
teme mi incomprensión y la piense
en la lozanía que me vive en los días de luz
cuando despliega su celaje y me hace infinito.

La mente ahueca, sin triunfo, los tejados de la lluvia

mientras el cielo esconde su compasión.

Debería irme a dormir, pactar con lo real.
Si acaso, dejar la lámpara encendida
para que no se pierdan las musas
que olfatean en la ventana de las neuronas
y ayudan al corazón a salir del latido monocorde.

Sí, no insisto, ya sé que se apagaron los colores
y parece que no es ocasional este arco iris blanco y gris.

Tu ausencia
me hace volver a la realidad
del cántaro vacío y sin fuente
donde abrevan las yemas casaderas de mis manos.

No vamos a enfadarnos si ha llegado el tren
que recoge vagones de versos inservibles,
ya cerraste el ciclo
y te despides con el tren del adiós.

Se hace nada cuando es nada lo que escapa de las arterias.

Algo de masoquismo tenemos los poetas cuando le dedicamos nuestro tiempo y nuestros versos a la falta de inspiración y si además el producto de tal ausencia es un poema tan grandioso como el que has escrito, compañera y genial poetisa, pues es para decirle al estro que se tome unas largas vacaciones que no hace ninguna falta. Hablando ahora en serio, te ha salido un poema redondo, con imágenes preciosas sobre la angustiosa ausencia de inspiración como las que inician el poema o rematan el final. Magnífico, compañera.
saludos afectuosos.