Editorial Alaire

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Es difícil saber que pasa
por el cerebro de un gato
cuando te mira.

Quizás él no pueda comprender
si en tus ojos arrasa
la línea del dolor y la rendición
a causa de un vil
golpe de Estado a tu fe,
una traidora ciática
o el apocalipsis total
a raíz de un muy mal
día cualquiera.

Y descubra
ahora que el hombre dios no es tan dios.
Que al que se creía jefe le ha llegado su hora,
que la ha cagado del todo,
y, por tanto, esa mañana no comerá
de los restos de un sabroso almuerzo.

Seguramente, si fuera un gato muy listo,
como su dios felino manda,
ignoraría esa lágrima sangrante
e invasora.
Y también esa bomba de hidrógeno en el gesto.
Y se echaría a dormir o a cazar moscas
hasta que amainara
tal trágica eventualidad.

Haría como si no ocurriese nada.
Maullaría sin ganas, por mera rutina,
y se alejaría como indiferente
de la incómoda escena
hacia su caliente
y mullida dimensión gatuna.

Quizás milenios después,
cuando los hombres
y los gatos adelanten por costumbre
a los planetas, y mil millones de derrotas
hayan certificado el lógico ocaso
de la humanidad. Quizás un gato
que reposa sobre las rodillas
de un astronauta a la increíble
velocidad de la luz

entienda las cicatrices en el ADN
del espíritu de un hombre
tras un cristal oscuro.
Se estremezca un brillo
cercano en los suyos,
y esa noche se vuelva a su cama cojín
flotante y sin cenar,

rompiendo el silencio espacial
con un tímido ronroneo
resignado y compasivo,
o cual psicofonía explicativa de lo invisible.

Mientras la vela estelar de una nave solitaria
empequeñece un globo azul
con cutis de queso rancio.
Y arrastra ese ejército de sombras
ligado a alguna inescrutable razón matemática
en eterno diferido: la inherente miseria
de su viejo compañero

en un magno universo, incapaz de explicar aún
el porqué de la mágica simbiosis
-o las cosidas líneas del destino-
entre gatos y poetas.

______________

Arriba con esta nueva propuesta, amigo Luis.
Abrazos.

Admito que no puedo ser imparcial al emitir un juicio sobre este poema. Ello es debido a la extrema adoración que siento por los gatos, entre cuyos bigotes me muevo como pez en el agua. Tengo una buena familia y algún que otro buen amigo, pero el amor que siento por ellos no alcanza ni de lejos (guárdame el secreto) al que siento por cada uno de mis quince gatos (al final te acostumbras a que te traten como si estuvieras ido).
Por eso me ha llegado al corazón cada palabra de este poema como si las hubiera escrito yo mismo. Sin duda, y aunque insisto en mi completa parcialidad al juzgarlo, es lo mejor que te he leído y lo mejor que he leído en muchísimo tiempo. El párrafo final es verdaderamente antológico. Gracias por hacerme vibrar con tu poesía Luis.
Un abrazo felino de quien te aprecia y admira

Sensible y elevado el despliegue de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

La verdad, es difícil no dejarse engatusar (nunca mejor dicho) por la mirada felina. Yo no tengo gato porque mi alergia no me lo permite, pero los adoro, tienen magia, como este poema tuyo, Luis.

Me ha encantado asomarme a su mundo a través de tu particular visión.

Abrazos, amigo.

Qué bien te mueves con el gato animando tus versos. Me gustó el poema y lo disfruté.
Abrazos
Pilar

Yo, que soy "gata" pero no gatuna, tengo que reconocer que tu poema me ha hecho sentir un especial cariño a Misa.
Felicidades tocayo, y un abrazo.

Rafel Calle escribió:Arriba con esta nueva propuesta, amigo Luis.
Abrazos.

Gracias, Rafel. Abrazos, amigo.

Jorge Salvador escribió:Admito que no puedo ser imparcial al emitir un juicio sobre este poema. Ello es debido a la extrema adoración que siento por los gatos, entre cuyos bigotes me muevo como pez en el agua. Tengo una buena familia y algún que otro buen amigo, pero el amor que siento por ellos no alcanza ni de lejos (guárdame el secreto) al que siento por cada uno de mis quince gatos (al final te acostumbras a que te traten como si estuvieras ido).
Por eso me ha llegado al corazón cada palabra de este poema como si las hubiera escrito yo mismo. Sin duda, y aunque insisto en mi completa parcialidad al juzgarlo, es lo mejor que te he leído y lo mejor que he leído en muchísimo tiempo. El párrafo final es verdaderamente antológico. Gracias por hacerme vibrar con tu poesía Luis.
Un abrazo felino de quien te aprecia y admira

Muchas gracias a ti, Ramón, qué te voy a decir que tú no sepas sobre estos entrañables animales;-), Me alegra mucho que te gustara el poema. Un gran abrazo amigo.

Lunamar Solano escribió:Sensible y elevado el despliegue de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Muchas gracias, Nancy. Un abrazo, amiga.

Rosa Marzal escribió:La verdad, es difícil no dejarse engatusar (nunca mejor dicho) por la mirada felina. Yo no tengo gato porque mi alergia no me lo permite, pero los adoro, tienen magia, como este poema tuyo, Luis.

Me ha encantado asomarme a su mundo a través de tu particular visión.

Abrazos, amigo.

Muchas gracias, querida Rosa. Abrazos, amiga.

Pilar Morte escribió:Qué bien te mueves con el gato animando tus versos. Me gustó el poema y lo disfruté.
Abrazos
Pilar

Muchas gracias, Pilar. Abrazos, amiga.

Marisa Peral escribió:Yo, que soy "gata" pero no gatuna, tengo que reconocer que tu poema me ha hecho sentir un especial cariño a Misa.
Felicidades tocayo, y un abrazo.

Muchas gracias, tocaya. Un gran abrazo.

Ya sabes que siempre he querido reencarnarme en mona, si es que no lo he sido ya alguna vez, pero viendo qué bien en tratáis a los gatos creo que me voy a pedir el cambio: quiero ser gata y recibir muchas caricias en el lomo. Ya ves a qué aspiro. Caricias y convertirme en ovillo. Y de vez en cuando saltar a un teclado y darle a las mayúsculas, por eso de joder, hacer travesuras, que queda más fino.

Si en la próxima reencarnación soy tu gata, coño qué raro queda esto jaja, porfavor no me des pienso de gato, es una mierda.

Quiero jamón serrano. Gracias.

Muy buen poema Luis. Seguro que Misa se las ha ingeniado para que alguien se lo lea.

También es posible que en el reino de los gatos espaciales, los animales puedan leer.

One.

Magnífico poema, Luis. Se hace irresistible y me he empapado de espíritu gatuno.
Mi felicitación por tan bien dichas letras.

Un abrazo.