Editorial Alaire

ROMPIENDO MOLDES (CUENTO)


Nicolás con cuatro años
ya intuye, un poco abrumado,
que hay gente que tiene poder
y otros que andamos pelados.
No entiende ni cómo ni por qué,
el mundo es tan “demodé”
pero se ve preocupado.
Le impresionan vivamente
los guardias de mirar prestado,
las princesas vestidas de lamé
y el ojo atento y vigilante
de Dios por los tejados.
Por eso yo me esfuerzo
en explicarle con cuidado,
-rompiendo moldes-
que Dios ya es muy mayor
y tiene cataratas a granel;
que los viejos uniformes
se guardan en armarios
armados de alcanfor
y sale de dentro un señor
con voz de pito y bigote.
Y, esto es lo más importante,
Nicolás ahora es feliz:
Al final ha comprendido
que las dulces princesas
de los cuentos son humanas
y también se tiran pedos.



...

UYYYYYYY!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que hasta me has hecho reir con tus bellas ocurrencias tan reales, bellísimos, reflexivos con un toque de picardía o buen humor tus magistrales versos.

Siempre un honor llegar hasta este tu espacio poético donde nos regalas tus grandes versos, mis felicitaciones POETA..

Con admiración!!!!!!!!!! y una sonrisa
Ligia

Compruebo, por este poema y por el que has colgado en mi blog, que tienes grandes facultades paródicas y fabulatorias, y en esto te reconozco un poeta valiente, porque la mayor parte de la poesía moderna se opone a la fábula por lo que tiene de moraleja, de cerrado, de no-dejar-participar al lector. Este desprecio por lo fabulador viene de antes: en el delicioso Diccionario de prejuicios de Flaubert, cuando se llega a la palabra La Fontaine, se puede leer: "Se debe decir que NO te lo has leído". Por eso, de entrada, te alabo la osadía de ir contracorriente, aunque eso no te garantice nada, y te animo a seguir por ahí, porque creo que es un territorio donde hay mucho qué hacer. Monterroso debe toda su gloria cuentista a la fábula/antifábula; creo que en la poesía hispana nos falta un Monterroso que acometa su renovación.

Del cuento que nos ocupa te destacaría su impureza, su desparpajo y su realismo. Te destaco sobre todo las cataratas de Dios y esos uniformes que se guardan en los armarios y sale de dentro un señor con pito y bigote, todo un acierto. En muy poco espacio has desgranado la pérdida de inocencia de un niño. Lo de las princesas que también se tiran pedos, valiente y adecuado a lo que cuentas.

El nombre que has elegido para el niño me gusta: siempre he pensado que los niños tienen nombres distintos a los mayores; sin duda El pequeño Nicolás de Goscinny ha influido para que me funcione bien.

Me apunto la palabra lamé, la cual no conocía.

Abrazo.

Hasta pronto.

Qué malo que eres, pobre Nicolas : ) ¿Sabes qué?, este Nicolás, o cualquier otro, dentro de unos años te dirá -'te escribirá'- cuatro cositas, y quizá esté muuuuuuuy enfadado. La fantasía que es un privilegio para los mayores, es necesaria para ellos. Ya es suficientemente dura la realidad. Y les quedan tantos años de padecerla.

Eso sí, este Nicolás, o cualquier otro, se divertirá muchísimo escuchándolo, no sólo porque casi todo lo rimado les seduce (cántale a un niño "La tarará", y estarás perdido : ), sino porque cuando oiga el final de tu cuento se morirá de risa. Son así. Y la verdad -ahora que nadie meEscucha- es que lo es. Muy divertido.

Blanca

Ignacio Fajardo escribió:ROMPIENDO MOLDES (CUENTO)


Nicolás con cuatro años
ya intuye, un poco abrumado,
(...)


...

Ligia Calderón Romero escribió:UYYYYYYY!!!!!!!!!!!!!!!!!! Que hasta me has hecho reir con tus bellas ocurrencias tan reales, bellísimos, reflexivos con un toque de picardía o buen humor tus magistrales versos.

Siempre un honor llegar hasta este tu espacio poético donde nos regalas tus grandes versos, mis felicitaciones POETA..

Con admiración!!!!!!!!!! y una sonrisa
Ligia

Pues de eso se trata, Ligia, de sonreir y de darnos cuenta que las cosas son más sencillas de lo que nos creemos. ¿Ves al final Nicolás quedó contento por unos poquitos vientos?.

Un beso agradecido.

Gracias Alberto por tu comentario y tu acertado análisis. En cuanto a lo de la fábula, ya sabes que a mi las corrientes.....ni fú ni fa. Cada poema nace del momento y no les pongo cortapisas, igual me da que sean narrativos, alegóricos, cuentos...No me importa la forma o el lenguaje, me importa el contenido y cada mensaje se apropia del suyo, pero porque quiere él.
En cuanto al nombre del niño, no es casualidad, mi hijo pequeño (tengo dos) se llama así. Y la anécdota parte de un suceso real. Yo no hago sino objetivarlo, ampliarlo y buscarle la vuelta. Tengo mucho escrito en esta línea y en muchas otras, ¡hasta sonetos!.

Un abrazo y hasta otra.

Ignacio, francamente demoledor con tu crítica iconoclasta a través de la experiencia del niño Nicolás. No sólo comparto puntos de vista, sino que me agrada el estilo irónico, casi mordaz, con que vistes tu mensaje. Un pero (siempre hay un pero); lo que no me ha gustado -demasiado alejado de la línea del poema- y no me lo creo ni como recurso literario, es la supuesta felicidad del infante, al menos por las razones apuntadas; por otras, inconfesables por desconocidas para los niños y mayores, tal vez.
Salud.

Como puedes suponerte a Nicolás no se lo cuento así. Pero es bien cierto que la idea surge de una pregunta suya sobre el rey (de España, pero hubiera dado igual cualquier otro), pues estaba muy interesado en saber si también se tiraba pedos. Al saber que así era, se puso muy contento y se lo va contando a todo el mundo. O sea, que tampoco soy tan imaginativo.

Un beso y gracias por tu comentario.

Julio González Alonso escribió:Ignacio, francamente demoledor con tu crítica iconoclasta a través de la experiencia del niño Nicolás. No sólo comparto puntos de vista, sino que me agrada el estilo irónico, casi mordaz, con que vistes tu mensaje. Un pero (siempre hay un pero); lo que no me ha gustado -demasiado alejado de la línea del poema- y no me lo creo ni como recurso literario, es la supuesta felicidad del infante, al menos por las razones apuntadas; por otras, inconfesables por desconocidas para los niños y mayores, tal vez.
Salud.

Gracias Julio por tu comentario. Tal vez no lo creas, pero el cuento surge precisamente de ese detalle del de las princesas y los pedos. El comentario me lo hizo el niño, sobre los reyes de España y sí, desde que supo que eran tan humanos como él le hizo mucha gracia. A partír de ahí yo elaboro el resto. Pero no importa, cada uno interpretamos según nuestra propia experiencia y no somos ninguno portadores de verdades. Si te gusto el cuento, para mí es suficiente.

Un abrazo.