Editorial Alaire

ÉL…
-“¿Qué tal si lo intentamos, María Antonia?
¿remamos al unísono, cariño?
El matrimonio es una cosa de pareja
donde, aunque dos más dos siempre son cinco,
lo aconsejable es intentar dejarlo en cuatro
(tú ya me entiendes, churri).

Yo, más por necesidad del cuerpo que por gusto,
necesito en la cama más mandanga,
más participación, más entusiasmo,
y en lo esencial y básico, más gente;
puedes estar o irte, vestirte o desnudarte,
gozar el desenfreno o padecerlo,
pero prohibido andar pidiendo explicaciones
ni montar esos cirios que tienes por costumbre.

¡¡¡Que vaya por delante el buen talante,
que en el entendimiento está el talento!!!

Recuerdo que mi padre me decía:
-“Si alguna vez te casas, Saturnino,
recuerda… los divorcios subvencionan abogados,
patean la salud del contendiente
y arruinan la jodida convivencia.”

Una casa es un sitio muy pequeño,
y cuando dos son muchos, tres ya empiezan a ser pocos,
pero mejor no entrar en más detalles.

Lo de los amigotes es innegociable,
ellos son el pulmón de mi existencia
fuera de estas paredes;
por los demás, yo traigo el sueldo (sin las sisas),
la ropa sucia, el hambre y la cerveza;
tú la suegra, el puchero, el detergente,
la paciencia y los hijos…

¿Cómo lo ves? firma y nos vamos, anda,
lo demás lo vamos viendo ya con calma sin el cura.

ELLA…

-“Gilipollas, ¿pero tú qué te crees, que yo soy Cofidis…?”

Ah cómo me he reído; él, tan sincero y valiente como aquel que desea el implante de cabello y ella, tan realista como los números en el banco. Vaya si es cierto lo negociable y lo imponderable de las uniones.

Gracias por compartir, querido amigo; abrazos.

No sé quién me dijo que el matrimonio de jóvenes es un accidente y después de los 40 un acuerdo contractual. Personalmente no lo veo mal, ...pero cada uno con su casa, por si acaso... . Excelente y muy divertido poema, Ramón. Mis felicitaciones y abrazo amigo.

Jorge Salvador escribió:ÉL…

-“Vamos a ver si hacemos los dos uno
que es de lo que se trata el matrimonio…

Mira mi amor, yo por necesidad del cuerpo,
necesito un mayor caudal de sexo
como correspondencia a mis desvelos;
si quieres puede ser siempre contigo,
si no lo vamos viendo,
pero con buen talante y de buen rollo,
que luego lo divorcios alimentan abogados
y arruinan la convivencia.

Una casa es un sitio muy pequeño
y hemos de compartirla con agrado;
lo de los amigotes es innegociable,
ellos son el pulmón de mi existencia
fuera de estas paredes.
Yo me encargo del sueldo y de las sisas,
tú de que no me falten ropa limpia
ni garbanzos jamás en el cocido.

Anda, firma y nos vamos,
lo demás lo negociamos luego en casa sin el cura…”

ELLA…

-“¿Pero tú qué te crees, que yo soy Cofidis…?”

Divertido.

Escrito fresco y actual.

Saludos.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Ah cómo me he reído; él, tan sincero y valiente como aquel que desea el implante de cabello y ella, tan realista como los números en el banco. Vaya si es cierto lo negociable y lo imponderable de las uniones.

Gracias por compartir, querido amigo; abrazos.

Muchas gracias Hallie, si siempre es bueno negociar en todos los ámbitos de la vida, en el matrimonio debería ser una obligación. Siempre he dicho que el hombre y la mujer son como la noche y el día, así que llegar a un entendimiento precisa de mucha voluntad y acuerdos favorables en determinados temas

Luis M. escribió:No sé quién me dijo que el matrimonio de jóvenes es un accidente y después de los 40 un acuerdo contractual. Personalmente no lo veo mal, ...pero cada uno con su casa, por si acaso... . Excelente y muy divertido poema, Ramón. Mis felicitaciones y abrazo amigo.

Quien te dijo eso, querido Luis, sabía muy bien de lo que hablaba
Gracias por pasar a leer estas tonterías que se me ocurren amigo.
Un abrazo

Alejandro Costa escribió:

Jorge Salvador escribió:ÉL…

-“Vamos a ver si hacemos los dos uno
que es de lo que se trata el matrimonio…

Mira mi amor, yo por necesidad del cuerpo,
necesito un mayor caudal de sexo
como correspondencia a mis desvelos;
si quieres puede ser siempre contigo,
si no lo vamos viendo,
pero con buen talante y de buen rollo,
que luego lo divorcios alimentan abogados
y arruinan la convivencia.

Una casa es un sitio muy pequeño
y hemos de compartirla con agrado;
lo de los amigotes es innegociable,
ellos son el pulmón de mi existencia
fuera de estas paredes.
Yo me encargo del sueldo y de las sisas,
tú de que no me falten ropa limpia
ni garbanzos jamás en el cocido.

Anda, firma y nos vamos,
lo demás lo negociamos luego en casa sin el cura…”

ELLA…

-“¿Pero tú qué te crees, que yo soy Cofidis…?”

Divertido.

Escrito fresco y actual.

Saludos.

Gracias Alejandro.
Un honor...

Más vale un mal trato que un buen abogado, decía mi abuelo.
Opino lo mismo que Luis: cada uno en su casa y Dios en la otra esquina, jajaja.
Parafraseando a Mafalda se podría decir que el matrimonio es al amor lo que las verduras y la sopa es a los niños.
Me he reído mucho con tu poema. ¡Gracias!

Ana García escribió:Más vale un mal trato que un buen abogado, decía mi abuelo.
Opino lo mismo que Luis: cada uno en su casa y Dios en la otra esquina, jajaja.
Parafraseando a Mafalda se podría decir que el matrimonio es al amor lo que las verduras y la sopa es a los niños.
Me he reído mucho con tu poema. ¡Gracias!

Gracias a ti por pasarte Ana. Me alegro de haberte hecho reír, que de eso se trataba.
Muy buena la cita de tu abuelo.
Un abrazo