Mal de reojo
Publicado: Lun, 10 Jun 2019 17:48

Calendarios tullidos, refranes en muletas,
flores en cavestrillo o de rodillas,
aunque fuese amarillo el color de la nieve,
de hojalata las tasaciones
-Esas desorbitadas malparidas
que acompañan mi primera mención al Dios-,
o mi hucha con forma de cerdito del banco BBV
-porque ahorro en palabras, las trato como a objetos-.
Lo que quise decirte -que no cambio de moda ni de idea-.
Después de decidirme a medir tu rasero,
y todas esas poses altruistas, lujuriosas.
Al fin llegó la poesía.
Vestida de cortinas,
de humo.
No fue la coincidencia.
Nunca.
Que yo fume tampoco era el fondo del problema.
Creo en las soluciones, jamás en el cadáver
-todo esto, extrapolado a la vida-.
¿Cuántas felaciones hasta volverme majara?
¿Existe la muerte para los locos?
Ahí me cambió el chip
-no llevo ordenador a cuestas-.
Otros, levantaron el trofeo.
Los que quedan en el ruedo.
No vuelvas a ponerme esa cara de leche hervida.
Hablo en general, aquí y a los cuatro vientos.
Cuando deje de creer en profecías
estaré listo para cazar fantasmas.
Nadie sabe si te amé
-jodidamente-.
Es menos que todo eso
el origen del planeta de los simios.
Eso, solo en mi cabeza.
Cambié, y lo digo arrancándome la camiseta.
Cómo cruje ese réquiem en mis vértebras.